jueves, 30 de junio de 2011

¿SUFRE DE GELOTOFOBIA?



¿SUFRE DE GELOTOFOBIA?



P. Ángel Yván Rodríguez Pineda

            La gelotofobia puede resultar un término chistoso para referirse a algo relacionado con la burla. Sin embargo, no se trata de algo divertido. Es el miedo a que se rían de ti. Gelo significa risa y fobia miedo.
            Equipos de investigación desarrollan herramientas para estudiar un miedo que, en extremo, puede ocasionar aislamiento social. Un nuevo estudio realizado   por el Reporte Europeo de Psicología Aplicada, aplicó un breve cuestionario para identificar gelotofóbicos, gente con miedo a que otros se rían de ellos.
            Ese miedo provoca reacciones negativas hacia la risa de los demás. El que lo padece cree que el motivo de la risa es atacarlos, indicó el estudio. Los psicólogos han descrito a los gelotofóbicos como personas que dudan cuando escuchan reír a otras personas y asumen que la risa va dirigida a ellos, incluso si no hay razón para pensar eso.
            Al igual que otras fobias, el miedo a la burla de los demás puede tener serias consecuencias negativas en la vida personal. El psicólogo alemán Michael Titze explicó cómo este miedo puede ocasionar la soledad y desconfianza en una persona, así como un sentimiento de vergüenza constante,
            Los autores del estudio descubrieron que el miedo a que los otros se rian de ti no tiene nada que ver con la edad, sexo o estado civil de la persona, y el promedio de gelotofobia puede ser  similar en ambos grupos. Titze acuñó el término de gelotofobia en 1966 en el diario de Humor y salud en alusión a la gente que teme que la risa de otras personas esté dirigida a ellos, Estas personas nunca aprendieron a apreciar la risa y el humor como parte positiva de la vida.
            El psicólogo también definió el complejo de Pinocho, en referencia a la gente que se pone rígida y tensiona los músculos cuando siente miedo. Como si se tratase de una marioneta de madera. Estudios recientes descubrieron que la gelotofobia, está relacionada con la ansiedad social, pero no con los miedos específicos como a las alturas o los animales. Las burlas escolares, pueden relacionarse con la gelotofobia, pues consisten en el miedo a una experiencia pasada en la que la persona fue objeto de burlas.
            El tratamiento para la gelotofobia no se ha estudiado ampliamente y no existen intervenciones empíricas probadas, para curarla, según el reciente estudio europeo. Sin embargo, algunos investigadores como Titze descubrieron los beneficios de las terapias para que la gente se sienta más cómoda con el humor.

miércoles, 22 de junio de 2011

FESTIVIDAD DEL CORPUS





LA FESTIVIDAD DE CORPUS:
 UNA OCASIÓN PARA RENOVAR LA CARIDAD




Pbro. Angel Yván Rodríguez
  
            El origen de esta fiesta obedeció al  propósito de festejar la presencia de Cristo en la Eucaristía; mantener vivo el recuerdo  del Jueves Santo; sentir  cercano el deseo de Cristo en la Ultima Cena: “haced esto en memoria mía”. Hoy vuelve  la Iglesia a recordarnos lo que significa el misterio de Cristo con nosotros;  quiere que volvamos de nuevo los ojos hacia ese misterio inexplicable del Cuerpo de Cristo; le cantemos gozosos, le demos gracias de las más diversas maneras.            Pero, Cristo no se quedó sólo bajo la forma de pan y vino, sino que se quedó en los hombres que necesitan unos de otros-.
            Hoy debemos encontrarnos con Cristo en la Eucaristía, en la plegaria, en el canto agradecido. Debemos encontrarnos también con Cristo en los que sufren, en los que no tienen o en los que no saben. Encontrarnos con Cristo en los que son débiles, en los que no valen para nada,- según nuestra sociedad-, en los desposeídos y marginados; en los que esperan sin esperanza; en los que están sentados al borde del camino esperando que alguien abra sus ojos y sus oídos. Encontrarnos con Cristo en los enfermos a los que nadie visita, en los niños de ojos tristes, en los “otros”  con los que nos encontramos “enojados”.
            No podemos hoy cantar a Cristo en su magnífica custodia procesional, si no somos capaces de adorarlo en aquellos hombres en los que, inevitable es decirlo, cuesta mucho encontrarlo. Y él quiso que lo buscáramos en esos hermanos, porque en ellos escondió sus rasgos en una especie de reto lanzado desde siempre a nuestra ingratitud, a la sinceridad de nuestro cristianismo.
            Que las frases que siguen nos hagan reflexionar de verdad sobre el cómo  queremos celebrar esta fiesta del Señor Jesús:
            “Cuando los ricos no llevan a la misa lo que los pobres necesitan, no celebran el sacrificio del Señor”. (San Cipriano).
            “Es un homicidio negar a un hombre el salario que le es necesario para su vida”. (San Ambrosio).
            “Ser cristiano y ver afligido a tu hermano, sin llorar con él, ni sentirte enfermo con él, es ser cristiano en pintura, es ser peor que las bestias”. (San Vicente de Paul).
            “No es cristiano, ni siquiera humano que, en tiempos difíciles de crisis económica, se mantenga un ritmo de vida de ostentación, de lujo, de consumismo, que constituye una ofensa para todas las familias”. (Beato Juan Pablo II).
            “Nuestras horas de adoración serán horas especiales y de intercesión por las necesidades del mundo entero, exponiendo los pecados y los dolores de la humanidad sufriente a los rayos que Jesús, sustentado y transformado, irradia desde la Eucaristía”. (Beata Madre Teresa de Calcuta).
            “Cuándo miras al crucifijo, comprendes cuánto te amó Jesús. Cuando miras la Eucaristía, comprendes cuánto te ama hoy”. (Beata Madre Teresa de Calcuta).

            Que esta gran festividad Eucarística nos ayude a mantener vivo el secreto de nuestra propia santidad, que reside en la fuerza del amor al prójimo y que es reflejo del poder y la acción de la Eucaristía.

jueves, 16 de junio de 2011

¿Sabemos mucho o poco sobre la Santísima Trinidad?

Pbro. Angel Yván Rodríguez Pineda








Cada quien puede responder a esa pregunta desde su personal circunstancia de fe.  Creo que todos los creyentes, al menos, sabemos lo importante y necesario sobre este misterio. Lo importante es que Dios ama y se preocupa del hombre. Sabemos que el Padre se va revelando a los hombres. Se interesa y se preocupa por los problemas de los hombres. Busca su liberación. Sabemos que el Hijo se hizo hombre, predicó el reino de Dios. Reino de justicia, de liberación. Sabemos que el Espíritu Santo deja sentir su fuerza en el corazón de quienes se abren a Dios con confianza. Esto sí lo sabemos. Y esto es lo que nos interesa.
Lo demás puede quedar para los elucubradores, para los amigos de las teorías, de las especulaciones, para los “guardianes” de la rectitud de los pensamientos. La Trinidad así, sencilla, próxima a la mente, al corazón del hombre llano, de a pié, es la que nos debe interesar. Para el creyente maduro en su fe la cuestión trinitaria no es un juego de imaginación, no es un ejercicio de esfuerzo mental. La Trinidad no es una teoría compleja, sino la revelación del misterio de Dios y del misterio del hombre.
Es Jesús mismo el que nos revela el misterio de Dios. Nos revela que Dios es, antes que nada y por encima de todo, Padre. Que esa es la actitud que Dios tiene para con el hombre. Es Jesús el que nos revela que Dios es el Hijo. Un Hijo que ama al Padre hasta el límite. Que acepta la voluntad del Padre, se hace presente en el mundo para darnos a conocer el misterio de Dios, del hombre. Un Hijo que hecho hombre nos indica el camino para llegar a la Verdad, a la Vida que Él nos proporciona a todos. Un Hijo que merece un rescate de sus  hermanos, los hombres.
Es Jesús quien nos revela que Dios es Espíritu santo que nos da la vida, nos anima, nos guía, nos ayuda a descubrir la voluntad de Dios, a vivir de acuerdo con ella. Es Jesús el que nos revela que Dios es Amor, que Dios es Comunidad de Amor. Y el Amor es una realidad personal que tiende a la unión, a la comunión, por eso Dios-Amor es comunidad o comunión de Personas divinas, es Trinidad indivisible.
Es Jesús mismo el que nos revela el misterio del hombre. Desde Dios, por Dios y en Dios todos estamos llamados a ser  hermanos porque somos creaturas de un mismo Padre Creador. Algo más que solidarios, camaradas o compatriotas. Estamos llamados a vivir como hermanos.  Solo la fraternidad hace que el hombre sea lo que debe ser. Solo quien vive como hermano de los hombres está aceptando a Dios que es nuestro Padre. Y nos enseña Jesús que el hombre no puede desarrollar mejor actividad en su vida que la de amar al prójimo. Y que no hay amor mayor que el que da la vida por sus amigos.
            No podemos esperar llegar al cielo para entender el misterio de la Santísima Trinidad. Cristo Jesús nos lo ha revelado. El problema no está en bajar a las profundidades teológicas, sino en empezar a vivirlo en la tierra.



MARIA EN EL CORAZON DE LA TRINIDAD

Jean Vanier.
( Laico Suizo. Nacido en 1928. Ha escrito más de 20 libros  sobre el hombre, la sociedad, la vida comunitaria; así como aspectos fundamentales del Evangelio. Se le considera un hombre de Iglesia y verdadero profeta de nuestro tiempo).

María, llena de gracia y colmada por el Espíritu Santo,
Haz amado a Jesús, como ninguna otra puede amar; no con un amor que nace en el vacío y se apega al niño, controlando y acaparando su libertad de hijo para calmar su propio sufrimiento y su angustia de madre.

Tú lo has amado con un amor que nace de la plenitud, dando  tu vida en el amor, Entre los santos de todas las épocas, tú tienes un lugar muy especial en el corazón de la Trinidad y en el de la Iglesia.

¡Todas las generaciones te llamaran bienaventurada!
El amor de Jesús por ti y tu amor por el tienen su origen en el corazón de la Trinidad.
La unidad de tu amor y el de Jesús nace de la Santísima Trinidad, en el Espíritu Santo, han sido una sola cosa, como Jesús y el Padre son una sola cosa,
Oh  maría introdúcenos también a nosotros en el misterio de la relación entre el padre y el Hijo y el Espíritu Santo, intercede por nosotros, para que también nos sea dada aquella comunión de amor, que viviste en la humildad y en la sencillez de la fe.
Amén

ALGUNOS ASPECTOS RELEVANTES DE LA SANTISIMA TRINIDAD
EN EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA
(NUMERALES 261 AL 267)


  • El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Solo Dios puede dárnoslo  a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  • La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno y que el hijo es consustancial al Padre, es decir, que es Él y con Él el mismo y único Dios.
  • Por la gracia del bautismo “ en el nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo” somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad.
  • Las personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Dios crea, el Hijo Redime y el Espíritu Santo Santifica.

viernes, 10 de junio de 2011

DISCÍPULOS, MOVIDOS POR EL ESPÍRITU SANTO



 Discípulos, movidos por el espíritu santo



Pbro. Ángel Yván Rodríguez Pineda

            Allí estaban juntos los discípulos del Señor. Reunidos, al anochecer y con las puertas cerradas. Por temor a los judíos. El lugar y la circunstancia. El tiempo. Los motivos. Todo ello deja entrever el clima de inseguridad y de miedo. Se encuentran desamparados. No han vivido todavía la experiencia de la aparición de Cristo Resucitado. Si han vivido, en profundidad la experiencia del poder del enemigo. Y entró Jesús. Para sacarlos de la opresión y del miedo. Jesús con ellos. En medio de ellos. En sus manos, en su costado, en su cuerpo, las marcas de la Pasión. Manifestación y garantía de su amor y de su triunfo.
 Con Jesús está demás el miedo. La muerte que puede dar el hombre no puede terminar con la vida que Jesús da. Él está ahora en el centro de la comunidad. Está presente en medio de los suyos. Una experiencia definitiva para los discípulos. La noticia de la Resurrección del Señor la habían escuchado. Era un conocimiento de referencia. Ahora experimentan su presencia. El encuentro con Él es directo y personal. Jesús les trae tranquilidad y confianza. Les trae alegría. Jesús le trae paz. “Paz con vosotros”. “Paz” en la Escritura es la síntesis de todos los bienes. Con Jesús la paz se enriquece porque hace referencia al Espíritu Santo. Indica todos los dones, frutos y carismas del Paráclito. Los Apóstoles tendrán en todos los carismas, primacía y plenitud. “Paz a vosotros”.
            Jesús le da la paz a los discípulos y, a la vez, les encomienda una misión, su misma misión: dar testimonio de la verdad. Al igual que él la realizó la deberán realizan ellos. Cuando Jesús les confiere  el Espíritu Santo, les da poder para perdonar los pecados. Un poder que corresponde sólo a Dios. Cristo en su benevolencia, lo entrega a sus Apóstoles para que puedan continuar su obra de salvar, de redimir a los hombres. “A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” Enviados para limpiar y sanar. Enviados para extirpar el pecado de la tierra, del corazón de los hombres. Los discípulos de Jesús tendrán esa misión. Deberán repetir, como Jesús hizo tantas veces, “tus pecados te son perdonados”. Es la fuerza de Dios, la fuerza del amor de Dios la que reconcilia y restaura por intermedio de los discípulos del Señor. Ellos tendrán la misión de arrancar el pecado en todas sus manifestaciones. Movidos por el Espíritu repartirán la vida de Dios. Esos son sus poderes. Se los concedió el Señor.

            Jesús nos ha enseñado las cicatrices de sus llagas. Son señal del dolor, del amor y del triunfo. Con ellas nos ha ganado el Espíritu Santo. Sopló sobre sus discípulos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. La obra de Cristo ha culminado. Su Espíritu será el alma de la Iglesia. Será su principio vital. Su motor y su plenitud. Lo mismo que toda la obra personal de Cristo es fruto de la Encarnación, así toda la obra de la Iglesia será fruto de Pentecostés. Y es que pentecostés es un ministerio eclesial. Su obra consistirá en santificar indefinidamente a la Iglesia. Para que tengamos al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu. El habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles. Su donación plena comenzó en Pentecostés.

miércoles, 1 de junio de 2011

TESTIGOS DEL RESUCITADO Y CONSTRUCTORES DEL REINO



TESTIGOS DEL RESUCITADO Y
CONSTRUCTORES DEL REINO



Pbro. Ángel Yván Rodríguez Pineda

            San Lucas nos ha dejado dos narraciones de la Ascensión del Señor a los Cielos. Una en su Evangelio. Otra, en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Con la Ascensión termina la carrera del Mesías-Salvador. Su obra la continuará la Iglesia. Son muy importantes para la vida apostólica, esos cuarenta días que van desde la resurrección a la Ascensión. No es un tiempo de ocio o de espera. No es un tiempo de vacío. Al contrario, lleno de enseñanzas y experiencias. Es un tiempo de mucho provecho para la Iglesia. Jesús se aparece a sus discípulos en diversas ocasiones. Quiere que se convenzan de que él ha resucitado. Que no lo tomen como un fantasma. No es una aparición vaga, vaporosa. Es él mismo, su carne, sus  huesos, Es él, Cristo, resucitado, el vencedor de la muerte. Que lo observen que lo toquen, que se cercioren que es él. Allí están sus llagas, en sus manos y en sus pies. Allí está la herida grande de su costado. Es el mismo Jesús que ha sido clavado en la Cruz el que está con ellos.
            El Crucificado y Muerto es el resucitado. Es necesario que los apóstoles lleguen al convencimiento que Jesús a resucitado. Que se convenzan que él ha vencido para siempre la muerte. Desde entonces la fe se apoyará en esta certeza. Por eso Jesús, “les dio pruebas de su resurrección”.
            Con la Ascensión de Jesús y con la venida de Espíritu Santo se instaurará el nuevo tiempo. El tiempo del Espíritu. Los apóstoles y toda la Iglesia serán testigos de su presencia hasta los “confines de la tierra”. Testigos del resucitado no sólo en Palestina. Hasta los confines del orbe. Les enviará el Espíritu para que sean testigos. Por eso deben estar poseídos por el Espíritu santificador, para que con una fe viva iluminen al mundo. Deben dejarse llevar por el Espíritu para confesar la verdad. Sin componendas ni halagos. Para confesar la verdad sin deformarla ni ocultarla.
            Manifestación del testimonio es la alegría. “Se volvieron a Jerusalén con gran alegría”. A Jesús lo había tapado la “Nube”. En adelante el Señor se presentará velado. Lo veremos solo con la fe y en los signos sacramentales. Pero aparecerá entre nosotros. Con una presencia invisible, sí. Pero íntima, personal y espiritual. Hasta que él vuelva, hasta que él descienda a resucitar a los muertos, a arrebatarnos hacia las nubes para encontrarnos y estar siempre con él, nos toca ser testigos del Resucitado y constructores de su “Reino”.
                Ante la tarea de evangelización que la Iglesia debe llevar a cabo, no existen razones para temer. No hay razones para dudar. La Iglesia no está sola. Cuenta con la Presencia viva de Jesús, con la asistencia de su Espíritu. La Iglesia quiere continuar, bajo la presencia del Espíritu Santo, la obra misma de Cristo. Quiere dar testimonio de la verdad. La fuerza de ese testimonio sólo le vendrá de lo alto. Cristo le asegura a su Iglesia su presencia. Cristo está presente personalmente en la Iglesia. También su presencia es personal en cada cristiano. Es verdad que es una presencia mística y oculta. Pero también es verdad que su presencia es real, gozosa y dinámica. Cristo continúa siendo Emmanuel. Continua siendo “Dios con nosotros”. El ha adquirido ese poder de quedase con nosotros para siempre. “Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”. En la Palabra de Jesús está nuestra seguridad