jueves, 13 de julio de 2023

 






EL DON DE LA FE EN LA COMUNIDAD PARROQUIAL

Una comunidad parroquial es una comunidad de Fe, o mejor dicho es la comunidad que vive de la Fe, la experimenta y la comparte. Pero ¿Qué es la fe?, ¿Cómo vive la FE una Comunidad Parroquial?, qué hacer cuando la FE, en medio de una crisis puede llegar a perderse? De entrada, no son preguntas fáciles de responder, pero en este tiempo de Crisis es importante aclarar el significado de la FE para no dejar de compartirla, pero sobre todo para no perderla.

¿Qué es la FE?

La FE es una Virtud Teologal que nos conecta con Dios. “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven” (Hb 11,1).

La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él, “Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad” (DV 5). La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre.

La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. La FE por lo tanto es la respuesta del Hombre a la Revelación de Dios, con el auxilio del Espíritu de Dios.

¿Cómo vive la FE una Comunidad Parroquial?

Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo.

l creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes.

Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros. La Iglesia (presente en cada cristiano y en cada Comunidad Parroquial) es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor. La FE se vive a través de los Sacramentos en una Comunidad Parroquial.

¿Qué hacer cuando la FE, en medio de una crisis puede llegar a perderse?

El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 162 nos dice:

La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; S. Pablo advierte de ello a Timoteo: “Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe” (1 Tm 1,1819). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (Cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe “actuar por la caridad” (Ga 5,6; Cf. SST 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (Cf. Rom 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

 

El Catecismo en este número nos da unas pautas para vivir en comunidad nuestra Fe, y estas pautas nos pueden ayudar a conservar la Fe en tiempos de Crisis; son cinco cosas que podemos realizar para vivir, hacer crecer y preservar la FE:

Alimentarla con la Palabra de Dios. Hoy más que nunca debemos recurrir a la Palabra de Dios. Estudiar, meditar, orar con la Palabra de Dios nos dará la fuerza para vivir la crisis.

Pedirle al Señor que aumente nuestra Fe. De manera sencilla pero confiada podemos pedir al Señor nos aumente la Fe como lo suplicaron muchos personajes que aparecen en la Palabra de Dios. Esto lo podemos hacer a través de oraciones comunitarias.

Actuar por la caridad. Cuando la Fe es compartida se acrecienta, el compartir con los más necesitados fortalece nuestra Fe. A través de actos de caridad por medio de las Obras de Misericordia fortalece nuestra Fe.

Ser sostenida por la Esperanza. Es elevarnos, confiar en los bienes futuros, saber que el mal, la enfermedad, la crisis no tienen la última palabra. Tener la certeza de que tenemos un Dios que es Poderoso y que él no nos da más allá de lo que pueden soportar nuestras fuerzas. Saber que Dios es Padre.

Estar enraizada en la Fe de la Iglesia. Tener la certeza de que nos estamos solos, que somos familia y que toda una Iglesia con su historia nos respalda. Debemos en estos momentos estar más unidos a la Iglesia que es nuestra Madre.

Conclusión

La Fe explica lo que la razón no puede explicar. La Fe sana lo que la medicina no ha podido sanar. La Fe espera lo que humanamente ya no se puede esperar. La Fe alcanza lo que con nuestra fuerza no podemos alcanzar.

Los que tienen Fe se mantienen en pie cuando otros se derrumban, encuentran caminos cuando a otros se les cierran, avanzan mientras otros retroceden, tiene fuerza para seguir luchando cuando otros aceptan la derrota, tienen esperanza y creen en la Eternidad cuando otros piensan que la muerte es el final de todo. Volver a la Fe es dejar que un rayo de luz penetre en nuestras sombras, nos devuelva la esperanza. Es reconocer nuestros límites y aceptar que necesitamos ser protegidos, ya que somos capaces de creer, sobre todo creer en Dios que es Creador, Padre, Amigo y Hermano. ¡Qué importante es la Fe!