lunes, 14 de noviembre de 2016

Hidrólisis alcalina nueva alternativa a la cremación




La incineración es un método que día a día cobra mayor fuerza como alternativa a la sepultura tradicional. Datos publicados por la Sociedad de Cremación de Gran Bretaña, señalan que en las sociedades occidentales, la incineración es la fórmula preferida de la mayoría de las personas, respecto a otras culturas como las orientales.
 Sin embargo, el principal inconveniente es que arroja a la atmósfera grandes cantidades de óxidos de carbono, dioxinas y otros contaminantes, además del mercurio volatilizado de los empastes dentales. Aunque suene increíble, la industria funeraria busca fórmulas para minimizar los riesgos de la cremación y nuevas técnicas que reduzcan el impacto medioambiental.
 Hidrólisis alcalina
Una propuesta interesante es la hidrólisis alcalina que consiste en introducir los restos mortales en un cilindro de acero a presión que vierte una mezcla de hidróxido de potasio y agua a 170º C.
 Tras el proceso, cuya duración es de aproximadamente dos horas, el único residuo sólido que queda es una matriz de fosfato cálcico proveniente de los huesos que conserva la forma del esqueleto, pero que al comprimirlo se desmorona y queda reducido a un pequeño montón de sal, mismo que es entregado a los familiares.
 Reciclaje biológico
 Una de las empresas pioneras en este campo es la escocesa Resomation. Sandy Sullivan, su director general, ha señalado que "la biocremación emplea agua en lugar de fuego; es una versión acelerada de la descomposición natural y produce ocho veces menos bióxido de carbono que la cremación con un tercio de la energía.
 Sin emisiones de mercurio (los empastes quedan enteros en el polvo), neutraliza el líquido de embalsamar, destruye cualquier enfermedad (virus y bacterias) y devuelve al ecosistema sólo los bloques orgánicos elementales de la vida.
 Para Sullivan, se trata de un novedoso sistema de disposición humana parecido al que fuera utilizado por la Unión Europea a raíz de la enfermedad de las vacas locas. Cada país, sin embargo, tiene su propia legislación respecto de la aplicación de dicho método en seres humanos.
Método ya probado...
De acuerdo con el director de Resomation, en Estados Unidos, sólo en New Hampshire y Minnesota está aprobado su uso y en este último estado, la Clínica Mayo dispone cada año de unos 100 cuerpos donados a la ciencia, que desde 2005 se reciclan por hidrólisis alcalina.

 En el caso de Europa, Sullivan confía en que el marco legal se adapte; por lo pronto países como Francia, Alemania e Italia ya han mostrado interés.

martes, 1 de noviembre de 2016


Sentido de la pascual semanal.

“Sin Domingo no podemos Vivir

Pbro. Ángel Yvan Rodríguez Pineda



INTRODUCCION:
Los ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA acusan abiertamente a la Iglesia Católica de haber sustituido la ley de Dios, cuando en el año 321 el emperador Constantino, cambió el día de descanso del sábado por el domingo.
II. EL DIA SABADO EN EL PUEBLO JUDIO
El tercer mandamiento del decálogo dice: “Guardarás el día del sábado para santificarlo” (Deuteronomio 5,12), ya que ese día fue creado el hombre (Éxodo 20,11), y porque Dios confía el sábado como signo de la alianza a favor de su pueblo Israel, cuando fue sacado de la esclavitud en Egipto (Deuteronomio 5,15). El sábado o sabbat (Descanso) era el día consagrado a Yahvé. En el pensamiento hebreo tiene una connotación de “júbilo”, “paz” y “luz”. El sabbat empieza cuando desaparece la última luz del viernes, y dura hasta la puesta del sol del sábado. Se celebra mediante reuniones familiares y una cena especial, con la bendición de la comida y del vino; los judíos cumplidores de la ley mosaica acuden a la sinagoga para la oración y para la lectura de la Torá (Antiguo Testamento).
III.    JESUS Y EL DIA SABADO
En las Escrituras se relatan que Jesús asiste a la sinagoga el día sábado para predicar la “Buena Nueva” (Marcos 1,21; Lucas 4,16), pero con su propia autoridad de Hijo de Dios, le da la auténtica interpretación de este decálogo: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado” (Marcos 2,27), “El Hijo del hombre es Señor del sábado” (Marcos 2,28); además realiza varios milagros ese día a pesar de las críticas de los fariseos (Marcos 3,1-6; Lucas 13,10-17; 14,1-6; Juan 5,8-10; 9,13-16). Por esta razón, fue acusado de “quebrantar el día de reposo” (Juan 5,18). 
Cuando El mismo describe los mandamientos al joven rico, los resume de esta manera: “Y Jesús le dijo: -No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19, 18-19). Igualmente, el Salvador del mundo al  hablar sobre el día del “juicio final”, antepone las obras de caridad a la observancia del  sábado, y de cualquier otro mandamiento (Mateo 25,31-40). “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13,34). 


IV.      LA PLENITUD DEL DOMINGO
Jesús resucita de entre los muertos “el primer día de la semana” (Mateo 28,1; Marcos 16,2; Lucas 24,1; Juan 20,1), las apariciones del Señor resucitado ocurren también en este día (Juan 20,19), incluyendo a los dos discípulos de Emaús, que reconocieron que estaban frente al Señor al “partir el pan” (Lucas 24,13-31). “El primer día de la semana”, significa entonces la nueva creación del hombre, la libertad del poder del mal y de los demonios. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el “domingo”. La palabra domingo viene del latín “Dominucus” que significa “lo que pertenece al Señor” (Dominus), es entonces el “Día del Señor” (Dies Domini).
V.         EL DIA DOMINGO EN LA IGLESIA CATOLICA
Ya en tiempo de los apóstoles la comunidad cristiana se empezó a reunir ese día para la celebración de la Eucaristía (Acción de Gracias): “El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan” (Hechos 20,7). También se aprovechaba para recoger la limosna para los pobres de Jerusalén: “Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado…para que lleven a los hermanos de allá la colecta hecha por ustedes” (1 Corintios 16, 1-3).
En los primeros siglos de la existencia de la  Iglesia Católica, también se recalca la importancia del día domingo, mucho antes del año 321, con el emperador Constantino:
-      El libro de la Didajé o “Doctrina de los Apóstoles”, escrito entre los años 90 y 99, dice en el capítulo 14: “Reunidos el día del Señor, tened la Fracción del Pan y la Acción de gracias…”
-      San Ignacio de Antioquia, mártir en el año 107, en su carta a los Magnesianos, aclara: “Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observan ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte”.
-      San Justino mártir, en su primera Apología, dirigida al emperador Antonio Pío, hacia el año 150, relata así la reunión de los cristianos:”Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día), en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos”.
-      Dionisio de Corinto escribió en el año 170:”Hoy observamos el día santo del Señor en que leemos sus cartas”.
-      Victoriano en el año 300, dijo: “En el día del Señor acudimos a tomar nuestro pan dando gracias, para que no se crea que observamos el sábado con los judíos, lo cual Cristo mismo, el Señor del sábado abolió en su cuerpo”.
-      En el reinado del emperador romano Diocleciano, en el año 304, había prohibido a los católicos “so pena de muerte, poseer las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y construir lugares para sus asambleas”. En Abitene, pequeña localidad en lo que hoy es Túnez, en un día domingo se sorprendió a 49 feligreses celebrando la Eucaristía, fueron llevados a Cartago para ser interrogados por el procónsul Anulino. En particular, fue significativa la respuesta que ofreció Emérito al procónsul, tras preguntarle por qué habían violado la orden del emperador. Le dijo: “Sine dominico non possumus” (Sin el domingo no podemos vivir). Después de atroces torturas, los 49 mártires fueron ajusticiados.

-      El documento apócrifo “La Carta del Domingo”, redactado entre los siglos V o VI, subraya el carácter santo del domingo como exclusividad de los católicos: “El domingo es el día del Señor, porque en él resucitó Cristo de entre los muertos, y en él tuvo lugar la anunciación a María y el bautismo en el Jordán; en él tendrá lugar asimismo el juicio final. También es el día en que Dios creó el universo y en que la Trinidad se apareció a Abraham en figura de los tres ángeles”.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Lo que la biblia nos habla de la virgen María

P. Angel Yvan Rodriguez Pineda


El evangelio de San Lucas ha sido llamado como el “evangelio de María”, porque según el mismo autor ha investigado la vida de Jesucristo “todas las cosas desde su origen” (1,3), y la única persona que estuvo desde el principio de la vida terrenal del Santo de Dios fue su Madre.
Las cinco veces en que Nuestra Señora habla en los evangelios, son:
“María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Pues no conozco varón” (Lucas 1,34).
“María dijo: He aquí la esclava del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1,38).
“María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; santo es su nombre.
Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen.
Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia.
De la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre.” (Lucas 1,46-55).
 “Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia” (Lucas 2,48).
“Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino…Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere” (Juan 2,3.5) 
En la oración del Magnificat se evidencia en María su amplio conocimiento en la Biblia, pues se calcula que hizo más de veinte referencia del Antiguo Testamento.  

Los siete dolores, llamados también siete eventos de su vida o las siete espadas que le atraviesan su inmaculado corazón, son:
a.   La profecía de Simeón en el Templo de Dios (Lucas 2,34-35).
b.   La huida de la Sagrada Familia a Egipto (Mateo 2,13).
c.   La pérdida del joven Jesús durante tres días en el Santuario de Jerusalén (Lucas 2,46).
d.   El camino de Cristo al Calvario (Juan 19,17).
e.   La crucifixión de su amado Hijo (Juan 19,18).
f.    La bajada de la cruz (Lucas 23, 50-53).
g.   La sepultura del Señor (Mateo 27,59-60). 
 ¿ES VERDAD QUE LOS CATOLICOS ADORAMOS A MARIA?
INTRODUCCION: ¡Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos  acusar a los católicos de   adorar a María como si fuera una  “Diosa”!.  Desobedeciendo así el primer mandamiento de la ley de Dios dado a Moisés en el monte  Sinaí,  que dice: “No tendrás otros Dioses a parte de mí”  (Éxodo 20, 3).
1. QUE ENSEÑA LA IGLESIA CATOLICA.
Existen tres clases de culto sagrado:
ADORACION (LATRIA): Es exclusividad de Dios:
-      “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” (Deuteronomio 6,4).
-      “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto” (Mateo 4,10).
VENERACION ESPECIAL (HIPERDULIA): Se le da a la Virgen María:
-      “El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: -¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo” (Lucas 1,28).
-      “- ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!” (Lucas 1,42).
-      “Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lucas 1,48).
VENERACION (DULIA): A los Santos(as).
-      “Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones” (Proverbios 10,7).
-      “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2,17).
2. QUE RELACION EXISTE ENTRE MARIA Y LAS TRES PERSONAS DE LA TRINIDAD.
María es la única criatura humana que tiene una estrecha unión con las tres personas de la Trinidad (Lucas 1,30-35). Ella es:
-      Hija de Dios Padre
-      Esposa de Dios Espíritu Santo
-      Madre de Dios Hijo.
3. QUE CUALIDADES MENCIONA LA BIBLIA DE MARIA.
-      La humildad, al contestar al celestial mensajero, la voluntad del Dios Altísimo: “Entonces María dijo: -Yo soy la esclava del Señor; hágase en mí según su palabra” (Lucas 1,38).
-      El privilegio de haber sido la mujer escogida para llevar en su seno al Unigénito de Dios: “Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas” (Lucas 1,49). De hecho, la primera persona en reconocer tan gran designo fue su prima Santa Isabel, cuando proclama llena del Espíritu Santo: “¿Quién soy yo, para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se movió de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!” (Lucas 1,43-45).
-      El haber guardado en su corazón durante treinta y tres años, la fatídica profecía que el anciano Simeón predijo, cuando su pequeño Hijo fue presentado por sus padres en el templo de Jerusalén: “Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: - Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. El será una señal que muchos rechazarán, a fin que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma” (Lucas 2,34-35). Presagio que se cumplió en el santo sacrificio en el monte Calvario, cuando “Junto a la cruz de Jesús estaba su madre” (Juan 19, 25).

-      La obediencia a Jesucristo, cuando en las bodas de Caná, les dice a los que están sirviendo el vino: “- Hagan todo lo que él les diga” (Juan 2,5).

viernes, 7 de octubre de 2016

Pbro. Ángel Yvan Rodríguez Pineda

MANIPULACIÓN DE EMBRIONES HUMANOS






            Con frecuencia demostramos nuestro asombro al escuchar o leer, a través de los medios de comunicación social, la condena a muerte de un ser humano. Nos impresiona saber que una persona, aunque haya sido el peor de los criminales, va a ser ejecutado. Sin embargo, a mucha gente le  parece “normal” que en algunos países de la llamada Unión Europea y en otras partes del mundo, se haya determinado abiertamente que los embriones humanos congelados sean condenados a muerte. Ya diversos laboratorios, de reconocida marca comercial a nivel mundial, gozan del llamado permiso “legal” para desarrollar, según el uso que se les quiera dar, el cultivo de embriones por un tiempo determinado en una probeta. Cuando tengan el tamaño que permita utilizar con provecho sus células estaminales, serán condenados, ejecutados y comercializados, conviertiendolos en “embriones de desecho”.
            La medicina y la ciencia, en su concepto,  avanzan vertiginosamente en la actualidad gracias a estos experimentos. Hasta se llega a la afirmación severa de que en pocos años, con estos avances, podrán ser curadas graves enfermedades degenerativas. Otros, por su parte, han dado públicamente gracias a los padres “donadores” de embriones por su acción generosa, por contribuir al bien de la humanidad y  al progreso científico técnico de la ingeniería genética.
            Ante este panorama, es necesario confirmar una verdad contundente: “El que guarda silencio y no puede defenderse, el más inocente en toda esta historia, muere”. Cada uno de los embriones que será utilizado por laboratorios de alto nivel, dejará de existir, terminará su vida, porque así otros lo han decidido. Toda su existencia se ha circunscrito a un entorno de injusticias. Primero, por haber sido concebido en un ambiente antinatural, fuera del seno materno. Segundo, por haber sido concebido siempre como “sobrante”, como alguien que valía “por si acaso” como material de emergencia. Tercero, porque fue congelado a unas temperaturas sumamente bajas y perjudiciales para su supervivencia, dejando al criterio de lo que otros (papás, científicos, laboratorios o empresas comercializadoras) decidiesen sobre su nefasto futuro.
            Nunca faltarán voces  que sacarán partido de estos momentos trágicos, para acentuar su crítica destructiva a los defensores de la vida humana y al respeto inalienable de todo ser humano en cada una de las etapas de su desarrollo. Siempre nos acusarán de ser enemigos de la ciencia y la experimentación. Nos declararán como aquellos que hemos impedido que miles y millones de enfermos alcancen su sanación. Más aún, nos despreciarán como Iglesia, simplemente por afirmar que todo embrión humano amerita respeto simplemente por ser lo que es: un ser humano. Es más, algunos de los que abiertamente promueven el relativismo moral y la indolencia ante el valor de la vida, nos estrujarán su opinión lasciva, diciendo que para qué tanto escándalo por la defensa de los embriones congelados, si ya el aborto provocado en algunos países es una realidad aceptada por muchos y amparada por entes gubernamentales. Ciertamente hemos llegado muy lejos, a un exacerbado desprecio del valor de la vida humana y la admisión de un avance de una ciencia sin conciencia, que fácilmente conduce a una derogación del valor inalienable de la dignidad de la persona desde su concepción hasta su último acto humano, que es la muerte.
           En lo que se refiere a los  miles de embriones congelados actualmente, lo indicado es la prohibición explícita del uso de cualquier técnica de reproducción artificial extracorpórea orientada al “cultivo” –o producción industrializada- en función de su futura manipulación comercial para generar “productos” medicinales y/o cosméticos para la demanda consumista del mercado.
            La declaración actual de la condena a muerte de los embriones congelados, es un momento triste para la humanidad, en su marcha hacia la cultura de la muerte, hacia el desprecio de la vida de unos para favorecer la vida de otros privilegiados. Ciertamente es una coyuntura triste para la humanidad tal panorama. Pero, sin embargo, es un “Kairós”, en el que no bastan las lágrimas y  los lamentos. Ha llegado la hora en la  que, como creyentes en el Dios de la Vida, tengamos gestos heroicos, voluntades firmes, para hacer algo por defender las vidas inocentes, para salvar a la ciencia con una dosis de ética, con una dosis de amor, que es el origen de la vida.       



miércoles, 21 de septiembre de 2016

LOS CONFLICTOS…
8 PISTAS PARA AFRONTARLOS Y SUPERARLOS
Pbro. Ángel Yván Rodríguez Pineda



 Si definimos el término desde un punto de vista simple, podemos decir que un conflicto es una situación en la que dos o más personas no están de acuerdo con el modo de actuar de un individuo o un grupo.
 Para que esta situación exista es necesario que exista un desacuerdo que no se haya sabido resolverse. Por ejemplo: Si de una pareja una de las partes desea ir a un lugar de vacaciones y la otra a un lugar diferente hay desacuerdo, si acceden a dialogar y resolver el problema de común acuerdo, entonces el conflicto no se produce, lo contrario, si ninguno da el brazo a torcer, sí.
            El resultado de una situación de conflicto crea en la persona una división interna y hasta cierta amargura existencial…Es necesario concientizar que los conflictos existen para superarlos y sacar alguna enseñanza de vida.
            Algunos consejos para afrontar los conflictos pueden ser los siguientes:
ü  Conservar la calma en todo momento: Ejercitar la virtud de la paciencia, nos hará siempre saber no poner más presión sobre la situación en conflicto y sobre nosotros mismos. Debemos pensar que esto también va a pasar…Procurar la serenidad de alma y cuerpo, ante cualquier desenlace que pueda suceder.
ü  Confiemos que tenemos la capacidad para superar los conflictos: Nos puede ayudar siempre recrearnos en las experiencias positivas y reconfortantes que hemos vivido en ocasiones anteriores. Pensar cómo pudimos logar salir de las situaciones, potenciando así la confianza personal.
ü  Saber afrontar nuestros miedos: Muchas veces por temor nos quedamos paralizados, dejando que las cosas avancen y se agraven sin que decidamos hacer algo para evitarlo... Es oportuno analizar los posibles escenarios que pueden acontecer y buscar algunas maneras de afrontarlos con optimismo y confianza.
ü  Tiempo para meditar y discernir situaciones: Tomarnos el tiempo de analizar situaciones para que logremos así reunir recursos y estrategias que nos puedan ayudar de forma más eficiente y proactiva..
ü  Cambio de perspectiva: Procurar poner algo de distancia entre uno y las situaciones en conflicto. La distancia nos ubica ante el conflicto, lo podemos analizar desde distintos ángulos, lo cual nos permite encontrar posibles soluciones.
ü  Crear una estrategia: Es necesario planificarnos lo cual permite los niveles de actuación acertada. Debemos plantearnos objetivos a corto, mediano y largo plazo.
ü  Mantener una actitud alentadora: No importa lo difícil que nos parezca lo que pueda estar sucediendo, mantener una actitud esperanzadora nos reconforta el ánimo. Pensar que siempre existe alguna solución nos ayuda.
ü  Confianza en Dios: Hacer vida la asistencia continua de Dios en nuestras vidas nos fortalece nuestra espiritualidad. Tener capacidad de ofrenda y colocar los conflictos en la presencia de Dios a través de nuestra oración, sacramentos. Dios nunca nos probará más allá de nuestras fuerzas.





miércoles, 3 de agosto de 2016

EL RESPETO Y LA TOLERANCIA

Pbro. Ángel Yván Rodríguez Pineda





Los valores son aquellos principios y cualidades humanas que, unidos a una serie de características del comportamiento humano, como creencias, moral o ética, nos permiten ser mejores personas cada día. Además nos dan la posibilidad de elegir entre distintas situaciones con la finalidad de escoger la mejor entre ellas, teniendo siempre en cuenta nuestras prioridades.
Para que una sociedad pueda funcionar de manera correcta es de gran importancia la enseñanza y práctica de valores fundamentales como respeto y tolerancia, ya que funcionan simultáneamente. Es decir, entendemos por respeto a considerar y aceptar que algo o alguien es digno y merece ser tratado como tal; para un correcto uso de este valor, debe ser reciproco; éste va de la mano con la tolerancia, la cual nos permite aceptar actitudes, opiniones o ideas de las demás personas, así no sean acordes con las nuestras. Si se practican ambos valores, podemos tener una sociedad en paz, es decir, en buen equilibrio y estabilidad.
Si queremos lograr una sociedad en paz, es necesario que los valores mencionados anteriormente, además de valores éticos y morales, sean enseñados tanto en hogares como en colegios y escuelas, desde temprana edad. Si a una persona se le inculcan valores desde muy pequeño crecerá como una persona de bien. Al contrario, si en una sociedad no se enseñan valores a los niños o jóvenes, crecerán con unos principios equivocados, actuando a favor de los antivalores, como el irrespeto, el egoísmo, la mentira, la intolerancia, que como consecuencia formaran una sociedad destructiva.
Actualmente vivimos en sociedades llenas de antivalores porque a pesar de que conozcamos perfectamente los valores no los colocamos en práctica. Todos los días podemos observar las distintas crisis sociales que se viven en el mundo, resaltando las guerras, que son símbolo del odio y la enemistad; el racismo, signo de la desigualdad; la delincuencia y la corrupción, imagen de la mentira y la envidia; todas consecuencias del irrespeto y falta de tolerancia de unos con otros.
A pesar de que debemos promulgar los valores para que nuestras sociedades no caigan en crisis, sino que al contrario podamos vivir en un ambiente de respeto y tolerancia, nos resulta difícil ya que en nuestro entorno se ha perdido la práctica de valores, debido a la falta de conciencia por parte de los ciudadanos. Si queremos lograr el cambio, éste debe empezar por nosotros mismos. Si actuamos de forma correcta de la mano a los valores seremos ejemplo para los demás de actuar de la misma forma.
Podemos concluir que el correcto uso de los valores, como el respeto y la tolerancia, además la ética y moral, son de gran importancia para nuestra sociedad, ya que nos permiten actuar correctamente. Es evidente destacar que no basta con conocer cuáles son los valores, sino con colocarlos en práctica y convertirlos en un hábito diario; de esta manera, podremos convivir en paz.


sábado, 16 de julio de 2016

DEVOCION A LA VIRGEN DEL CARMEN




Ntra. Sra. del Carmen La veneración a la Santísima Virgen en su advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo, más conocida como la Virgen del Carmen y cuya festividad se celebra cada 16 de julio, es una de las devociones más extendida en los fieles católicos del mundo entero quienes profesan con singular cariño a la Madre del Salvador bajo el título de esta advocación mariana.
 Significado de la palabra Carmelo
Carmelo es una palabra de origen hebreo que significa “jardín” o “viña de Dios”. Por lo tanto la Santísima Virgen es el jardín en que florece su amor maternal, y en donde cada pétalo es aroma de su profunda santidad, la cual nos perfuma y nos conduce hacia Dios fuente de vida y salvación.
 Historia de la devoción
La historia de la devoción nace conjuntamente con la fundación de la Orden Carmelita en Tierra Santa a finales del siglo XII, cuando un grupo de peregrinos se establecen en Palestina específicamente en el Monte Carmelo con la finalidad de estar en la tierra donde vivió el Redentor del mundo para seguir sus pasos, y vivir “en obsequio de Jesucristo”.
Aquellos eremitas quienes vivían junto a la fuente del profeta Elías, construyeron sus celdas y en medio de dichas celdas una capilla dedicada a la santísima Virgen a quienes llamaban la “Patrona y Señora del lugar”, demostrando con esto su amor a Ella y al mismo tiempo invocando su auxilio y comprometiéndose a ser fieles a su servicio. Por tales motivos aquellos ermitaños recibieron el título de “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”.
Este grupo decidieron dar carácter legal a su forma de vida y recurrieron a San Alberto Patriarca de Jerusalén entre los años 1206 y 1214 con la finalidad que les redactara una fórmula de vida, el cual este santo patriarca elaboró y entregó a estos eremitas naciendo de esta manera la Orden del Carmen o Carmelita, orden religiosa que tiene su presencia en muchos países del mundo. Esta regla posteriormente tuvo su aprobación por los Papas Honorio III en 1226 y por Gregorio IX en 1229.
Con el paso de los años (se cree que fue en 1238 cuando comenzó el éxodo) los carmelitas tuvieron que trasladarse al continente europeo debido a las guerras que se suscitaban en Palestina, adaptándose por motivos de supervivencia a la realidad de Europa. Por tales motivos, acudieron al Papa Inocencio IV para que adaptara aquella fórmula de vida redactada por el Patriarca San Alberto de acuerdo a las exigencias del lugar. Aquel Sumo Pontífice la adaptó y la convirtió en regla definitiva para la Orden del Carmen el 01 de octubre de 1247 prevaleciendo hasta en la actualidad.
 El Escapulario
escapulario carmelita-Durante el año 1251 la Orden Carmelita estaba pasando por momentos de grandes dificultades y San Simón Stock, Superior General de la Orden en ese tiempo, acudió a María Santísima implorando su ayuda y de acuerdo a una antigua tradición la Reina del cielo entregó el Santo Escapulario el 16 de julio de ese año, como señal de protección y como parte del hábito que debe llevar todo carmelita y todo aquello que profese su amor la Madre de Dios bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.
El Escapulario es la “prenda del cielo” como señala una canción carmelita: “Viva María, viva el Carmelo, viva el Escapulario prenda del cielo”; debido que la entregó la misma Madre del Redentor para todos sus hijos, por lo tanto es el signo de su maternal protección, es el instrumento de consagración y unión para con Ella de toda la familia carmelita: sacerdotes, monjas, frailes, religiosas, cofrades y todo fiel laico, y es también el signo de identificación como católico que debe ser fiel al Señor en todo momento aún en las contrariedades de la vida.
 Promesas a quienes lleven el Santo Escapulario
La Santísima Virgen hizo dos promesas a quienes usen el santo escapulario: la primera quien se la hizo a San Simón Stock es “quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno", y la segunda según la tradición se la hizo al futuro Papa Juan XXII   refiere el librar del purgatorio y llevar al cielo el sábado después de la muerte a quienes hubiese llevado el escapulario.
Estas dos promesas no deben entenderse que el escapulario de María es un instrumento mágico que nos va a llevar al cielo en la hora de nuestra muerte sin poner de nuestra parte mientras estemos en el mundo terrenal. El usar el escapulario es signo de compromiso de vivir acorde al Evangelio, ser fiel a la voluntad del Señor, cumplir los mandamientos de Dios y de la Iglesia. Por lo tanto el consagrarnos a María por medio del escapulario significa que se debe vivir la fe católica y practicar los valores cristianos en cada instante de nuestra existencia.
Devoción a la Virgen del Carmen en Venezuela
La devoción a la Santísima Virgen María del Monte Carmelo está muy extendida en los corazones de los fieles creyentes en muchos países del mundo, y en Venezuela se tiene conocimiento que en el año 1620 existía en la ciudad de Cumaná un pequeño templo y un hospital bajo el nombre de Nuestra Señora del Carmen, por lo que es una devoción que se propagó desde dicha ciudad y por eso está muy arraigada en nuestro país.
Por tales motivos son muchos las calles, urbanizaciones y barrios en Venezuela que tienen una imagen de la Virgen del Carmen y tienen el nombre de Ella, son innumerables los hogares que tienen en sus entradas o en el interior de las mismas un cuadro o imagen de la Santísima Virgen bajo este título mariano, son muchos los templos y capillas dedicadas en honor a esta advocación, además de muchas mujeres llamarse Carmen y de innumerables hombres y mujeres que usan el escapulario. Es admirable como cada 16 de julio los templos dedicados ala Santísima Virgen del Carmen, están repletas de fieles que acuden a demostrar su amor y veneración.
Que la devoción a la Santísima Virgen del Carmen Nuestra Madre, nos haga ser fieles a Dios viviendo el Evangelio de Cristo, ser practicante de las virtudes cristianas, ser amante de la Palabra del Señor y de los Sacramentos que nos da su gracia salvadora. Que la flor del Carmelo nos proteja y con su amor maternal nos lleve a Dios.

Pbro. Ramón Reinaldo Bravo

Pbro. Ángel Yván Rodríguez Pineda

REFLEXIÓN BÍBLICA ACERCA DEL DEMONIO DE LA DEPRESIÓN
(1 R. 19:1-18)


En el mundo occidental se está viviendo un fenómeno que aparece con inusitada frecuencia: la depresión, síndrome caracterizado por una tristeza profunda. La persona deprimida ve de color oscuro todas las cosas. Nada la motiva. Todo le es indiferente. Lo mismo le da vivir que morir. En los casos extremos, cuando la depresión adquiere un carácter marcadamente patológico, incluso la idea del suicidio se presenta como una posibilidad no descartable. En estos casos la ayuda del especialista es del todo aconsejable. Pero son muchos los casos en que, sin llegar a tales extremos, se cae en la indiferencia hacia todo; todo le es igual al deprimido. Su situación es comparable a la de alguien que cae en un pozo oscuro y profundo. ¿Hay alguna posibilidad de salir de él?
El profeta Elías nos ayuda a encontrar la respuesta (léase el capítulo 19 del primer libro de Reyes). El relato bíblico es sumamente aleccionador. Elías es uno de los más grandes profetas en uno de los periodos más difíciles de la historia de Israel. Aparece súbitamente, como un rayo en la oscuridad, como una flecha de Dios dirigida a la conciencia del rey Acab y de todo el pueblo de Israel. La situación del reino es deplorable. El pueblo está siendo seducido por el politeísmo; las divinidades paganas de Baal y Aserá, reguladoras de la fertilidad, atraen de modo creciente la fe de los israelitas. Elías combate la apostasía con todo su coraje. En un reto impresionante desafía a los sacerdotes de Baal a participar en una prueba decisiva en el monte Carmelo. El profeta de Yahveh triunfa clamorosamente, y el pueblo exclama: «Yahveh es el Dios! ¡Yahveh es el Dios!» (1 R. 18:20-40).
Lo acaecido desata las iras de la corte real (1 R. 19:1-2), y Elías, dominado por el temor, decide huir. Su valentía de pronto se convierte en depresión irreprimible. Brillante en muchos aspectos, Elías también tuvo sus puntos oscuros. Fue, como diría Santiago, «hombre de pasiones semejantes a las nuestras» (Stg. 5:17). Y de semejantes errores.
1. El error de olvidar la soberanía de Dios
El fugitivo Elías llega al desierto al Sur de Beerseba. Acurrucado a la sombra de un enebro, se compadece de sí mismo. «Se deseó la muerte y dijo: ¡Basta ya, Señor! Quítame la vida» (1 R. 19:4). Curiosa contradicción. Desea la muerte uno que huye de ella. Pero ¿quién era él para decir «Basta ya»? Nuestra vida y nuestra muerte está siempre en las manos de Dios. Sólo él sabe cuándo llega nuestra hora. Antes de esa hora, nada ni nadie podrá estorbar los planes que el Altísimo tiene para la vida de cada uno de sus hijos. Jezabel era poderosa y malvada; pero Dios era infinitamente más poderoso.
Nuestra mayor preocupación debiera ser siempre la misma que tuvo el Señor Jesucristo: «Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el día» (Jn. 9:4). En ese quehacer hemos de perseverar, sin huidas ni deserciones. Todos los acontecimientos de nuestra vida están bajo el control del Todopoderoso. Y todos responden a una finalidad positiva, sabia y buena. Así pudo comprobarlo Elías tras sus experiencias en el desierto.
2. El error de infravalorar su obra
«No soy yo mejor que mis padres» dijo Elías, amargamente decepcionado. Así, en su fuero interno, anulaba los efectos de su espectacular victoria lograda en el monte Carmelo. Piensa que no ha tenido más éxito que sus predecesores. Pese al triunfo sobre los sacerdotes de Baal, la persecución desatada contra el profeta le hace pensar que el resultado final es un fracaso. ¿Qué sentido tenía ya su vida? Suele ser frecuente en el deprimido un sentimiento de baja autoestima injustificado.
Elías tenía durante su depresión una visión incompleta de su ministerio. Como consecuencia de su amonestación no vio la «conversión» del pueblo en masa, pero su labor contribuyó a robustecer la fe de una importante minoría que se mantendría fiel a Yahveh. También nosotros caemos en el mismo error. Valoramos nuestra obra por los resultados visibles, no por nuestra sumisión al propósito de Dios. Olvidamos que el Señor no nos pide éxito, sino fidelidad a él y a su dirección. En realidad nuestra obra no es nuestra; es de Dios; y él la dirige conforme a los dictados de su sabia voluntad.
Afortunadamente para Elías, mientras llamaba a la muerte, hizo acto de presencia el primo de la muerte: el sueño. «Echándose debajo del enebro, se quedó dormido» (1 R. 19:5). El sueño tiene excelentes efectos reparadores en el deprimido. Por eso Dios le hace dormir y le da de comer. Una vez repuesto, le manda caminar hasta Horeb (Sinaí), lugar de resonancias sagradas que evocaba el ministerio no siempre exitoso de Moisés. También él, Elías, allí encontró a Dios, que no le abandonaba. Sus errores no movieron a Dios a desecharlo como instrumento ineficaz.
3. El error de aislarse totalmente
«Se metió en una cueva» (1 R. 19:9). ¿Seguía temiendo que los solados de Acab le dieran alcance?
Si al anochecer se hubiese quedado fuera de la cueva, posiblemente la luna o las estrellas, la amplitud del espacio abierto y la brisa, habrían infundido serenidad a su espíritu. Pero no, Elías se mantuvo en el interior de la cueva, sin más compañía que la de su amargura y su frustración. En un estado de incontrolable ansiedad.
¿Y nosotros? ¿No pasamos gran parte de nuestra vida en alguna de nuestras «cuevas», inmersos en una sombría introspección, viendo fantasmas donde habríamos de ver ángeles, desastres inminentes donde está a punto de manifestarse la soberanía y el poder de Dios?
Pero el aislamiento nunca puede ser total. Dios siempre puede revelar de modo inconfundible su presencia alentadora. Tal fue la experiencia de Jacob en Betel. Y la de Moisés en el desierto. Ahora el Señor penetra en la soledad del profeta y le interpela con una pregunta que va a sacarlo de su ensimismamiento: «¿Qué haces aquí?» (1 R. 19:9). La pregunta ¿es una reprensión o una incitación a la reflexión? Posiblemente ambas. Elías se había distinguido por ser un hombre de acción valeroso e incansable; pero ahora ¿qué hacía? Hundir su cabeza en el pecho, deplorando su fracaso en su acción profética. No obstante, Dios, con su pregunta, quiere librarlo de su introspección. Quiere que su siervo vea su situación y su ministerio con nuevos ojos, pese a que aún quedan errores que Elías ha de abandonar.
4. El error de distorsionar los hechos
La declaración del versículo 10 («...los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida») es una verdad a medias. Es cierto lo que Elías dice en las tres primeras frases, pero no la siguiente: «Yo solo he quedado». Esta aseveración no sólo es falsa; es también injusta. ¿No era nadie el intrépido Abdías que, arriesgando su vida, había escondido en cuevas a cien de los profetas de Yahveh cuando eran perseguidos por el idólatra Acab? (1 R. 18:13).
Es innoble exaltar nuestros méritos y virtudes subestimando los de personas próximas a nosotros. Olvidamos lo positivo de la obra de Dios en manos de nuestros hermanos. Y perdemos de vista la posibilidad de que incluso nuestras virtudes estén mezcladas con móviles poco santos. Jehú fue radical en su acción contra la idolatría imperante en Israel. Pero no cabe duda que su actuación tenía un móvil de presunción: «Ven conmigo y verás mi celo por Yahveh» (2 R. 10:16), al que se unía una exacerbada crueldad (2 R. 10:17). En el caso de Elías, ¿no se unía a su presunción un sentimiento de autocompasión desmesurada?
Siempre será saludable orar como el salmista y pedir a Dios: «¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.» (Sal. 19:12).
5. El error de creer que Dios le estaba fallando
Las palabras de Elías en 1 R. 19:10 suenan a reproche, como si Dios hubiese perdido el control de la situación. ¿Por qué Dios no había destruido a Jezabel? ¿Por qué no había inflamado el celo del pueblo de modo que se hubiese amotinado y destronado a Acab? Cuando Israel, siglos antes, había estado en este lugar, tenía fresco en su mente el recuerdo de los prodigios obrados por Yahveh. No menos sorprendente era lo que Elias había visto en el monte Carmelo; pero él parece haberlo olvidado. Ve en él un Dios paralizado. El Dios de los ejércitos parecía en aquel momento el Dios de los silencios. Y de la inacción.

En ese momento crítico Dios da a Elías una gran lección: Yahveh no es sólo el Dios del poder y del juicio. Es también el Dios de gracia y de misericordia. Esta lección es admirablemente ilustrada por el Señor. Un viento «grande y poderoso, que rompía los montes y quebraba las peñas sopló sobre el monte Horeb, pero Yahveh no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto, pero Yahveh no estaba en el terremoto. Tras el terremoto, un fuego, pero Yahveh no estaba en el fuego. Y tras el fuego se oyó un silbido apacible y delicado.» (en el original hebreo, literalmente, «un sonido de suave silencio») (1 R. 19:11-12).
Dios había actuado en otras ocasiones con la fuerza del ciclón o de temible tempestad. Pero ahora lo que Elías necesitaba era «el silbo apacible», el susurro de una voz que calmara su espíritu atormentado y pusiera fin a las voces tristes de su alma sumida en la depresión. Era lo que muchos de nosotros necesitamos cuando la oscuridad nos envuelve y nuestro espíritu se hunde en el desaliento. Dios sabe cuándo ha de actuar con el furor de su justicia y cuándo ha de templar sus juicios con su misericordia (Éx. 34:6-7).
Y Dios no defrauda a Elías. No le falla. Por el contrario, amorosamente lo restaura y le abre la cautivadora perspectiva de un ministerio renovado, básico en la realización de sus planes divinos (1 R. 19:15-16).
Aprendamos las lecciones derivadas de los errores de Elías:
1. Dios es soberano, pese a los misterios de su providencia.
2. La obra que nos ha encomendado no quedará sin fruto.
3. La realidad de nuestras circunstancias oscuras no es tan terrible como nos parece.
4. Dios jamás nos falla.
5. Dios no es sólo Dios de juicio y poder; también lo es de gracia y misericordia.
 Salgamos de nuestras cuevas y volvamos a nuestro puesto de servicio en la familia,  en la sociedad. Sólo de ese modo seremos librados de la depresión para vivir en las alturas de la comunión con Dios y de servicio para su Reino.


martes, 24 de mayo de 2016




«Mi problema es empezar a orar»
Pbro. Angel Yvan Rodrofuez P



«No tengo nunca ganas de orar, no me apetece». «Yo quisiera orar, pero no puedo». «Siento una pereza intensa, es un sentimiento de reticencia, casi como de rebeldía”. Cuando pienso que he de orar se me hace una montaña y lo voy posponiendo. Encuentro tiempo para todo, para leer el periódico, para ver la televisión, para trabajar, incluso para el  apostolado, pero orar se me hace cuesta arriba».
En un sentido amplio este problema es común a todo creyente. Hay un componente de lucha por la tensión entre nuestra naturaleza espiritual y el hombre viejo. La oración es uno de los principales campos de batalla en el que se desarrolla la lucha de Romanos 7:19: «El bien que quiero no lo alcanzo, y el mal que no quiero, esto hago». El diablo sabe que la oración es una de las estrategias clave del creyente, su hálito vital. No deben sorprendernos sus esfuerzos ímprobos por boicotear esta actividad.
Hay también causas psicológicas que nos ayudan a entender este problema. Ciertos tipos de temperamento, por ejemplo los extravertidos, tienen una dificultad especial para ponerse a orar porque para ellos la oración supone un cambio total de atmósfera. Han de conseguir un ambiente que no les es natural: el recogimiento interior, una relación íntima, el expresar sentimientos. Todo ello hace que estas personas necesiten estímulos externos adecuados para la oración formal.
Asimismo la personalidad influye a la hora de ponerse a orar. Vemos esta dificultad más acentuada en dos situaciones:
Personalidades perfeccionistas. El perfeccionista tiene una tendencia natural a posponer las cosas. Quiere hacerlo todo tan bien que le cuesta empezar. Sólo cuando ya no hay más remedio encuentra la tensión psíquica necesaria para iniciar su tarea. Espiritualmente su nivel de auto exigencia es tan alto que, para él, nunca es el momento adecuado para orar. Así lo va retrasando hasta conseguir el marco idóneo para una oración excelente, lo cual obviamente casi nunca llega. Sin embargo, cuando logra estos momentos especiales puede orar largamente e incluso le cuesta terminar!
•Personalidades depresivas. Estas personas tienen notables dificultades con cualquier comienzo. Al depresivo le cuesta empezarlo todo. Desde que se despierta hasta que se acuesta, su vida es un batallar continuo contra los inicios. Son como los coches de motor frío; su problema es arrancar.
A veces la dificultad para iniciar la oración tiene raíces muy profundas. Además de la tendencia a posponer ya descrita, el creyente siente algo más intenso, casi como una rebeldía inexplicable. Es una resistencia para la que no encuentra causa lógica. La persona, por lo demás viva espiritualmente, quiere orar, tiene el deseo. La palabra «profunda» nos ayuda a entender este fenómeno que está arraigado en su biografía. Se trata de una reacción contra el deber, contra cualquier tarea que él sienta como una obligación. Un repaso cuidadoso de su infancia suele mostrar una educación rígida, severa, con obligaciones constantes y niveles de expectativa muy altos por parte de los padres. Luego, en la edad adulta, se produce el efecto contrario. Necesita sentirse libre, sin obligaciones, el extremo opuesto de lo que había vivido de niño. Es lo que Paul Tournier llama «la venganza de la naturaleza». Hay una verdadera alergia a cualquier tipo de obligación. Sólo pensar que «he de..., tengo que hacer algo», ya le produce una reacción negativa. Una forma de aliviar este problema es ayudarle a descubrir la oración como un placer y no tanto como un deber.
En ocasiones la situación se complica todavía más cuando ha habido problemas psicológicos en la relación con el padre. La rebeldía, consciente o inconsciente, contra el padre puede dificultar seriamente la fe en general y la vida de oración en particular. Esto es así porque no podemos desligar del todo los conceptos de Padre celestial y padre terrenal. En la medida en que estos creyentes maduran en su conocimiento de Dios, tales problemas se van aliviando, pero al principio de su vida cristiana pueden encontrar muchos paralelos entre la figura de su padre y la de Dios. Si la rebeldía o la frustración caracterizaron la relación con nuestros padres, será fácil desplazar parte de estos sentimientos hacia Dios. De ahí la necesidad de conocer bien el carácter de Dios mediante el estudio de la Biblia porque nos da una base objetiva y nos evita hacernos un concepto de Dios a nuestra imagen y semejanza. En especial, recomendamos el estudio de la figura de Jesús, quien es la «imagen del Dios invisible», como la mejor manera de evitar proyecciones psicológicas, es decir de mezclar nuestros sentimientos y reacciones hacia nuestros padres y hacia Dios.
Será necesario, por tanto, aclarar conceptos en colaboración con un consejero competente. El resentimiento contra los padres puede bloquear nuestra relación con Dios; por ello debemos eliminar todo vestigio de rencor u odio. Es aquí donde el Evangelio tiene un extraordinario valor terapéutico porque es un mensaje de perdón. Y el perdón es el bálsamo que puede cicatrizar las heridas más profundas. No puedes ser cristiano y seguir odiando a tus padres. Si has sido perdonado por Cristo, debes perdonar tú también, tal como nos enseña la oración modelo, el Padrenuestro. El perdón, la paz y la reconciliación no son sólo lecciones teóricas de la doctrina cristiana, sino ingredientes imprescindibles en nuestra conducta como discípulos.
Incidentalmente podemos decir que ahí radica una explicación, por lo menos en parte, de algunos casos de ateísmo. Cuanto más visceral y furibundo sea el ateísmo, tantas más posibilidades de que tenga raíces psicológicas, entroncadas en la biografía de la persona. Desde luego, estos condicionantes emocionales no le eximen de responsabilidad en su rechazo de Dios, pero a nosotros nos ayudan a entender su problemática y, por consiguiente, a encontrar puertas de entrada para una evangelización eficaz y personal.
¿Qué recomendaciones prácticas podemos dar para empezar a orar?
En primer lugar, nunca esperes a tener ganas o a encontrar el momento perfecto. De lo contrario, te pasarás semanas o meses sin una sola palabra de oración. La calidad de la oración no depende tanto de nosotros como de los méritos de Cristo. Con esta idea en mente, al planear tu tiempo de oración no te pongas metas altas: empieza por lo poco y lo sencillo. Es mejor orar cinco minutos cada día que una hora cada tres meses. Cuanto más altas sean las metas que te pongas, tantas más posibilidades de fracasar. Para el Señor es más importante «ser fiel en lo poco» (Mt. 25:21) que teorizar sobre grandes proyectos.
En segundo lugar, busca estímulos adecuados que te faciliten el comienzo de la oración. Veamos algunos ejemplos: a la persona depresiva le va a ser muy útil orar acompañado. La soledad es un enemigo de su carácter: «si alguien está conmigo no me cuesta; en la iglesia, en campamentos, puedo orar con mucha más facilidad». Desde luego, ello no siempre será posible, pero con frecuencia la compañía de un hermano puede ser de gran ayuda para ponerse a orar.
Otra sugerencia: intenta escribir tus oraciones.
 Un ejercicio práctico que recomiendo porque a mí mismo me ha hecho mucho bien es el siguiente: anota dos cosas buenas que te hayan ocurrido durante el día; puede ser una conversación, una noticia, un encuentro con alguien, alguna experiencia agradable, cualquier aspecto que tú hayas vivido como una bendición y que te ha hecho bien. Luego, haz lo mismo con dos motivos de preocupación o ansiedad: un problema, una carga, un disgusto etc. Ahora estás en condiciones de ponerte a orar brevemente. Primero, dale gracias a Dios y gózate por las dos bendiciones del día. Después, preséntale tus preocupaciones, descargando sobre él la ansiedad que te causan: «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 P. 5:7). Este ejercicio puede durar desde cinco minutos hasta todo el tiempo que tú quieras, es muy flexible. Lo importante es tener una base sobre la cual dirigirse a Dios porque ello te estimula a iniciar la oración. Si lo haces con regularidad, descubrirás que en un año has alabado al Señor por cientos de bendiciones y habrás desarrollado el hábito vital de descansar en el Todopoderoso en multitud de problemas.