Características de la Verdadera devoción a la Virgen María:
1 La verdadera devoción a la Virgen María es
interior:
Es decir,
procede del espíritu y del corazón, de la estima que tienes de Ella, de la alta
idea que te has formado de sus grandezas y del amor que le tienes.
2. La verdadera devoción a la Virgen María es
tierna:
Segundo, ella es
tierna, vale decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la
confianza del niño en su querida madre. Esta devoción hace que recurras a la
Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran
sencillez, confianza y ternura, e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en
todo tiempo, lugar y circunstancia: en las dudas, para que te esclarezca; en
los extravíos, para que te convierta al buen camino; en las tentaciones, para
que te sostenga; en las debilidades, para que te fortalezca; en las caídas,
para que te levante; en los desalientos, para que te reanime; en los
escrúpulos, para que te libre de ellos; en las cruces, afanes y contratiempos
de la vida, para que te consuele. Finalmente, en todas las dificultades
materiales y espirituales, María es tu recurso ordinario, sin temor de
importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo.
3. La verdadera devoción a la Virgen María es santa:
Tercero, la
verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa. Es decir, te lleva a evitar
el pecado e imitar las virtudes de la Santísima Virgen, y en particular su
humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega , su oración continua, su mortificación
universal, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su
dulzura angelical y su sabiduría divina. Estas son las diez principales
virtudes de la santísima Virgen.
4 La verdadera devoción a la Virgen María es
constante:
Cuarto, la
verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante. Te consolida en el bien
y hace que no abandones fácilmente las prácticas de devoción. Te anima para que
puedas oponerte a lo mundano y sus costumbres y máximas; a lo carnal y sus
molestias y pasiones; al diablo y sus tentaciones. De suerte que, si eres
verdaderamente devoto de la Santísima Virgen, huirán de ti la veleidad, la
melancolía, los escrúpulos y la cobardía. Lo que no quiere decir que no caigas
algunas veces ni experimentes cambios en tu devoción sensible. Pero, si caes,
te levantarás tendiendo la mano a tu bondadosa Madre; si pierdes el gusto y la
devoción sensibles, no te acongojarás por ello. Porque el justo y fiel devoto
de María vive de la fe de Jesús y de María y no de los sentimientos corporales
(ver Heb 10,34).
5 La verdadera devoción a la Virgen María es
desinteresada:
Quinto, por
último, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada. Es decir,
te inspirará no buscarte a ti mismo, sino sólo a Dios en su santísima Madre. El
verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu de lucro o
interés ni por su propio bien temporal o eterno, corporal o espiritual, sino
únicamente porque Ella merece ser servida y sólo Dios en Ella. Ama a María,
pero no precisamente por los favores que recibe o espera recibir de Ella, sino
porque Ella es amable. Por eso la ama con la misma fidelidad en los sinsabores
y sequedades que en las dulzuras y fervores sensibles. La ama lo mismo en el
Calvario que en las bodas de Caná.
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