martes, 27 de enero de 2015




LA ORACIÓN:
ALGO PRIORITARIO EN LA ESPIRITUALIDAD

Pbro. Angel Yván Rodríguez Pineda


Lucas 11:1-13
Hoy en día muchos cristiano, en lo que a espiritualidad se refiere, están vacíos y faltos de poder, insípidos y desprovistos del verdadero gozo que Dios ha provisto.
Romanos 15:13 nos dice: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo".
La iglesia primitiva estaba llena del Espíritu Santo, llena del poder de Dios; entonces, ¿Por qué nosotros no podemos desear y tener esa misma llenura? ¿Acaso ya no creemos que Dios actúe con el mismo poder saturador, con el cual actuaba en los primeros creyentes?
La clave que tenemos que descubrir es el poder de la oración, eso nos permitirá ser llenos del Espíritu Santo (Lucas 11:13). Naturalmente que esta acción se complementa con la obediencia (1 Juan 3:22, 23; Hechos 5:32).
Ahora bien, hay que considerar que demasiados católicos tratan de obedecer los mandamientos con sus propias fuerzas, pero nunca lo logran porque se dejan vencer fácilmente. Se lucha desesperadamente para no caer en el mismo pecado, pero resulta un esfuerzo inútil, pues se sigue fracasando.
La alternativa es la oración. 1 Pedro 5:7 dice: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros". En los siguientes versículos (8,9) nos dice que tenemos que ser sobrios y vigilantes. La clave que él menciona es "velad", es decir, estar siempre alertas, constantes y fervientes en la oración. Fíjense en las promesas de Dios cuando oramos de todo corazón (2 Crónicas 7:14).
Por otra parte, se supone que los cristianos siempre tenemos una línea telefónica abierta con Dios, una línea que nunca es interrumpida. Pero la pregunta que surge es, ¿Por qué entonces muchos cristianos no oran? ¿Acaso consideran un ejercicio inútil porque no reciben respuestas? Lo más seguro es que no estamos siendo sinceros con Dios. El salmista nos aconseja (62:8): "Derramad delante de él vuestro corazón". Vemos que debe existir un matiz de sinceridad. Isaías 29:13 complementa este pensamiento al decir que Dios está cansado de que nos acerquemos a él sólo con palabras, cuando en verdad nuestro corazón está lejos de él.
Muchos creen que Dios sólo actúa en emergencias, pero Dios no puede ser manipulado por el hombre. Él sabe que si sólo da y la persona sólo recibe, jamás existirá una relación íntima y significativa. Él desea nuestra entrega absoluta, de corazón sincero y llenos del Espíritu Santo.
Miren lo que dice Santiago 4:3. A veces oramos mal, pidiendo lo que no nos hace falta; más bien, debemos buscar la voluntad de Dios y él contestará conforme a nuestra necesidad. Una clave más para asegurarnos de recibir lo que pedimos está en Lucas 18:7,8. Es la insistencia, la perseverancia hasta que él actúe. Entonces si él no nos contesta pronto, evaluemos nuestra vida para saber si realmente estamos andando bien con el Señor y si estamos pidiendo lo correcto.
Además, la oración nunca sirve únicamente para pedir algo a Dios, debemos enfocar también la adoración, las acciones de gracias, el perdón de nuestros pecados y muchas otras cosas más.
De ahí que el apóstol Pablo nos da un desafío en 1 Tesalonicenses 5:7, al decir: "Orad sin cesar". En Romanos 12:12 también dice: "Constantes en la oración".
Por otro lado en Hebreos 4:16 leemos: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro".
Tengamos siempre en mente a los grandes hombres de Dios, que fueron grandes por el poder de la oración, como es el caso de Daniel, David, Jesús y Pablo.
Mateo 6:5-15
Muchas veces hablamos de conceptos, necesidades y responsabilidades, pero muy pocas veces de cómo llevarlo a cabo, cómo ponerlo en práctica. Decimos que es importante orar, porque la oración es algo vital, es lo prioritario, pero lo cierto es que no sabemos cómo desarrollar este precioso ministerio.
Podemos afirmar que un gran porcentaje de cristianos entran en su lugar de oración, buscando la presencia de Dios, pero no saben qué hacer ni qué decir. Oran en voz alta, pero como no están acostumbrados a oír su voz cuando están a solas, resulta en algo incómodo y este tiempo precioso de oración se termina.
Recuerdo que un hermano testificó diciendo que fue a su lugar secreto de oración y que oró por todas las cosas que pudo recordar, estuvo en oración hasta que sintió que había estado orando como una hora, entonces se levantó y al mirar el reloj, descubrió que solamente había pasado diez minutos.
Quizá es el caso de muchos, ¿Saben qué descubrí con eso? Muy contados cristianos pueden estar una hora completa en oración, sin interrupción, allí en la presencia de Dios.
Hermanos, si nosotros no estamos orando, no podemos profesar amar a Dios, porque amar demanda dedicación de tiempo. Amar envuelve la expresión de afectos y alabanzas a Dios, permitiendo que él consuma nuestro tiempo. Quizá tomará algún tiempo desarrollar una verdadera relación de amor con Dios, pero puede ser una meta, porque hay que entender que ninguna cantidad de servicio puede tomar el lugar de oración.
Por propia experiencia sé que es más fácil predicar sobre la oración que orar, es más sencillo escribir sobre la oración que orar, es más simple hablar de la oración que orar. En síntesis, he encontrado que hacer cualquier cosa en mi vida cristiana me es más fácil que orar. Esto nos da una pista: el diablo odia la oración con una intensidad increíble, ¿Por qué? Porque en la oración estamos en compañerismo con Dios y recibimos fortaleza de Dios. En la oración nuestros espíritus se unen en comunión y establecemos una relación de amor con Dios. En consecuencia, el diablo luchará contra nuestra vida de oración más que ninguna otra cosa.
Ahora bien, enfoquemos algunos principios fundamentales:
1. La vida espiritual del creyente no crecerá ni estará por encima de su nivel de oración.
En otras palabras, en el mismo grado en que oremos estará nuestra vida espiritual. Quizá podremos tener momentos de avivamiento y consagración, pero después bajaremos al mismo nivel de nuestras oraciones.
2. Nuestro nivel de discipulado se equipara con nuestro nivel de oración.
Mucho se ha dado la impresión de que un discípulo de Jesús puede desarrollarse por medio de la lectura de un libro, tomando cursos por aquí y por allá, pero olvidándose de la vida de oración. Sin embargo, resulta que nuestro nivel de discipulado se equipara con nuestro nivel de oración.
3. La vida de oración de una comunidad, movimiento de apostolado es igual a la vida de oración de sus miembros.
¿Cómo puede una comunidad desarrollar un programa regular de oración entre gente que no ora, o que no le gusta orar? Podemos inventar métodos para orar, hacer cultos de oración, pero luego bajaremos al nivel de nuestras propias oraciones. Ningún programa de oración que la iglesia ofrece sustituye nuestra vida de oración personal.
4. Su visión de la oración determina la práctica de los principios bíblicos en su vida.
Hay en la Biblia tres casos de oración que me dejan siempre sorprendido:
El primero lo encontramos en el libro de Ezequiel, donde aparece Dios examinando la tierra y vio que la gente, los sacerdotes y los profetas estaban en pecado. Todo andaba mal y no parecía haber esperanza para la nación (Ezequiel 22:30). ¿Qué es lo que Dios buscaba? Buscaba a alguien quien se interpusiera entre la gente impía y rebelde y el Santo Dios. El Señor buscaba un hombre de oración y la respuesta fue: "Y no lo hallé" (Ezequiel 22:31a).
El segundo es en la vida de Abraham, con quien el Señor había hecho un pacto. Dios había escuchado el clamor contra Sodoma y Gomorra y dijo: "No haré nada contra aquellas ciudades hasta que no hable con Abraham". Entonces Abraham actúa con astucia proponiendo acciones a Dios y le dice: (Génesis 18:24-33). Vemos que un hombre de oración estaba intercediendo por dos ciudades, hizo lo imposible para que Dios no destruya Sodoma y Gomorra.
El tercer caso tiene que ver con una experiencia de Moisés. El Señor dijo: "¿Hasta cuándo he de aguantar a este pueblo? Los quitaré de en medio y empezaré de nuevo con otra gente". Moisés no contestó: "Señor, pienso que es la mejor idea que has tenido, me buscaré un lugar apropiado y desde allí observaré cómo los destruyes".
Moisés dijo: "Señor, no lo hagas, yo te pido que perdones a este pueblo por amor a mí". Luego Dios respondió: "Yo los he perdonado conforme a lo que tú has dicho". ¡Así de grandiosa es la oración! (Números 14).
Necesitamos ajustar nuestra idea a la grandeza de la oración. A veces pensamos que la oración es únicamente para quienes tienen tiempo de sobra, pero Dios se deleita en la oración de los justos y nos invita para que participemos en su soberanía por medio de la oración. Jeremías 33:3 dice: "Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces".
5. La única manera de aprender y desarrollar una vida de oración es orando.
En Mateo 6 encontramos a Jesús enseñando sobre la oración. Él suponía que sus discípulos oraban, entonces les dijo: (Mateo 6:5-7). Jesús contesta tres preguntas básicas en este pasaje: cuándo orar, dónde orar y cómo orar.
¿Cuándo orar? Tiene que ser una parte regular de nuestras vidas. En Lucas 18:1 habla sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar. ¿Dónde orar? "Entra en tu aposento", es decir un lugar privado de oración. No busquemos un lugar en medio del tráfico o mientras oímos música en alto volumen.
¿Cómo hacerlo? (Mateo 6:9-13). Su intensión no fue que usáramos esta oración para repetirla sin ningún sentido, sino para que tengamos un modelo. Lo primero que Jesús dijo fue: "Padre nuestro". Esto indica nuestra relación con Dios y con los hermanos en Cristo, (necesidad de estar en paz con todos).
"Santificado sea tu nombre". Muestra la necesidad de alabarle y adorarle. Versículo 10, desear su venida y que mientras tanto reconozcamos su señorío, su grandeza y su poder. Versículo 11, recién en este momento empieza la lista de peticiones; muchos creemos que la oración solamente sirve para pedir, pero no es así. Versículo 12, la necesidad del perdón, en la misma medida en que nosotros la hacemos, asimismo debemos pedirla al Señor. Versículo 13a., la necesidad de protección. Versículo 13b., muestra que una oración debe comenzar y terminar con alabanza y acciones de gracias.
En conclusión, la oración funciona, algo ocurre cuando empezamos a orar, cuando comenzamos a tomar en cuenta a Dios. Detengámonos un momento y digamos, ¿Estoy teniendo una vida regular de oración? Si no lo estoy teniendo, entonces pongámonos como meta y comprobaremos cómo Dios contesta nuestras oraciones.


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