OREMOS
CON FE POR LA PAZ Y LIBERTAD DE NUESTRA PATRIA
Pbro.
Ángel Yvan Rodriguez Pineda
En
comunión con nuestros obispos Venezolanos y en comunión con la Iglesia que hace
vida en nuestra patria, retomo las palabras claras y precisas que nos
ofrecieron en su documento final el 12 de julio de 2017: “ La gente se siente golpeada por el hambre, la
falta de garantías de salud y la inseguridad en todos los sentidos, hoy somos
testigos como la violencia ha adquirido un carácter estructural en nuestro
país… sus expresiones: la represión irracional de todo derecho fundamental a
favor de la vida, homicidios y crímenes de inocentes y numerosas detenciones por
parte del gobierno a los que se atreven a disentir de un régimen dictador y
totalitario..Se vive hoy la tortura y el maltrato...Existe un menosprecio a la
dignidad humana”
Ante
esta grave situación que todos los venezolanos hoy vivimos surge a cada
instante un anhelo de paz, concordia, reconciliación y reconstrucción
democrática. Pero a su vez nos surge como el salmista una inquietud: ¿ Dé
donde nos vendrá el auxilio? (Sal. 121, 1).. Encontrando desde nuestra Fe
la respuesta misma del salmista: “El
auxilio nos viene del Señor que hizo el cielo y la tierra” (Sal.121,2) y al
mismo tiempo nos resuenan las palabra del evangelio: Para Dios no hay nada imposible”. ( Lc. 1,37). Tengamos en claro que la paz y la libertad
no es algo que pueda conseguirse solo con esfuerzos humanos, aunque estos son
imprescindibles, sino que además depende de Dios porque la paz en un don de Él
y la oración es el camino para que nos la conceda. He aquí, la razón que
nos reúne como comunidad de fe...orar por la paz y libertad de nuestra nación.
Recordemos las palabras proféticas de San Juan Pablo II: “Como discípulos de Jesucristo tenemos la obligación especial de
trabajar para llevar al mundo la paz” (…) “No tengamos miedo... La fe nos
enseña que la paz es un don de Jesucristo, un don que debe expresarse en la
plegaria hacia Aquel que tiene en sus manos los destinos de los pueblos” (Juan Pablo II. Jornada por la paz. Asis
27/10/1986). Bajo esta razón nos reúne hoy el Señor, orar sin
desfallecer y poner nuestra confianza el Señor. Sabemos por experiencia de fe
personal y comunitaria que cuando se Ora con Fe algo sucede…
El
habernos reunido hoy a orar juntos demuestra una verdad de comunión y confianza
en Dios. Dios nuestra fuerza, Dios nuestra confianza, Dios nuestra autentica
esperanza. Dios se alegra y se manifiesta cuando su Iglesia se reúne para
bendecir, agradecer y presentar sus necesidades como pueblo. Cuando un pueblo
ora con fe al Dios de la Misericordia sus oraciones son escuchadas.
Hoy
es una ocasión propicia para redescubrir
que nuestra única esperanza que reside en Dios, que nuestra verdad certera es Dios y el es
nuestro camino, verdad y vida. Redescubrir a Dios en medio de las tinieblas,
nos da la certeza que no estamos solos, que Dios aun sigue presente desde
el silencio de los distintos acontecimientos que claman su manifestación. Nunca
olvidemos que la lógica de Dios es distinta a la lógica de los hombres.
Seguro
estoy, y sé que muchos de ustedes al igual que yo, tememos la certeza que ante
la mirada de Dios no se escapa el esfuerzo y la constancia, los sufrimientos y
separaciones de muchas que han emigrado, de ancianos y jóvenes que mueren por
falta de medicinas, la impotencia antes complicidades de la corrupción nacional
y los crímenes perpetuados a tantos inocentes. Nada se escapa a la justicia y
el juicio del justo juez… No perdamos nuestra confianza en el Señor de la libertad
y el bien. Jesús nuestra fuerza, Jesús nuestra esperanza…Un pueblo que camina
en fe nunca será vencido, un pueblo que se ampara en Dios encuentra su
esperanza, un pueblo que camina en fe nunca tiene miedo sino que se convierte
en voz de esperanza y denuncia ante el sufrimiento humano.
Que
hoy como comunidad orante, nuestras intenciones lleguen al cielo en un solo
clamor al Padre de la misericordia, por boca de Jesucristo bajo la acción del
Espíritu Santo. Contemos con la oración intercesión de María de Coromoto que
ampara toda la extensión de nuestra patria.
Finalicemos aclamando juntos en esta Eucaristía:
Señor
en ti nuestra Confianza…
Señor
en ti nuestra Fortaleza…...
Señor
en ti nuestro presente y nuestro futuro. Asísténos Señor hoy siempre. Amen
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