jueves, 2 de mayo de 2019


SAN JOSE EN LOS EVANGELIOS



Pbro. Ángel Yvan Rodríguez Pineda
San José, era un hombre justo:
"José, el esposo de María, era un hombre justo" (Mateo 1,19)
Esto significa que San José era un hombre noble, bueno. Cuando se enteró de que María estaba embarazada, quiso abandonarla en los secreto, para que no sufriera así el castigo de ser lapidada hasta la muerte.
A San José, le importaba mucho María, la amaba y no quería exponerla al escarnio público o la muerte.
San José, hombre firme en la fe
En el mismo Evangelio de Mateo (1,20-25) nos dice que José era un hombre fuerte en la fe y confiado a la voluntad de Dios.
Cuando el ángel se le apareció en un sueño y le contó de quién era el hijo que estaba esperando María, San José no opuso ninguna resistencia, de inmediato recibió a María por esposa y la protegió.
Eso demuestra la fe incuestionable de San José y la confianza plena que tenía en Dios.
San José, hombre cumplidor de la ley
San José era un hombre que guardó la ley. Tuvo que hacer un largo viaje difícil de Belén con su esposa embarazada con el fin de registrar su nombre, una solicitud formulada por las autoridades gubernamentales (Lucas 2,4)
También, San José obedeció la ley de la iglesia cuando tomó a María y a Jesús y lo fueron a presentar al Templo (Lucas 2,22 - Lucas 2,41) como estaba previsto en la ley de Moisés
San José, hombre confiado
El Evangelio de Lucas (2,7) nos narra que, cuando estaban como familia haciendo su peregrinación hacia Belén, ellos no encontraron dónde alojarse, por lo que tuvieron que aceptar quedarse en un pesebre lleno de animales para ver nacer al niño Jesús.
Eso demuestra que eran personas humildes, sin amigos influyentes. Esto demuestra la total confianza de José en Dios antes de emprender este viaje.
Sin embargo, San José allí sería recompensado recibiendo a reyes y pastores que anunciaban haber visto ángeles en el cielo.
San José, hombre protector
Los retos de San José en la vida no terminaron. En el Evangelio de Mateo (2,13-14) nos dice que tuvo que llevar a su familia y huye a Egipto como refugiados, con el fin de proteger a su hijo y a María.
Más adelante (2,19-20) el ángel le pide a San José que regrese a Israel. Estas las lecturas de la Biblia muestran una confianza total de San José en la voluntad de Dios para él y su familia. Además, San José estaba siempre dispuesto a proteger a su familia.
San José, padre de presencia
Esto se demuestra en la Biblia, donde la gente de Nazaret dicen:
"¿No es éste el hijo de José?" (Lucas 4,22)
De nuevo a San José se le conoce como el padre de Jesús; un padre que era bien conocido en la ciudad, con presencia
San José era un hombre que puso toda su confianza en Dios, e hizo lo que tenía que hacer para cuidar de su familia.
¿Por qué celebramos a San José como Obrero?
La fiesta de San José Obrero fue establecida en el calendario el día primero de mayo por el Papa Pío XII en 1955 con el fin de cristianizar el concepto de trabajo y dar a todos los trabajadores un modelo y un protector.
El Papa Pío XII expresó la esperanza de que esta fiesta acentuaría la dignidad del trabajo y traería una dimensión espiritual a todos los trabajadores que incansablemente dedicaban su tiempo y esfuerzo a llevar el sustento a sus hogares.
En verdad, era realmente necesario que San José, un hombre justo y trabajador, protector, fiel, cumplidor, que además se convirtió en el padre adoptivo de Jesús y es patrono de la Iglesia universal, sea honrado en este día como el Santo Patrono de todos los trabajadores.
Oración a San José Obrero
Glorioso San José, modelo de todos los trabajadores, te ruego que me alcances la gracia de trabajar con conciencia, anteponiendo la llamada de mis deberes por encima de mis faltas.
Quiero trabajar con alegría, teniendo en cuenta que, por medio del trabajo, usaré los dones que en su bondad Dios me ha regalado, para trabajar con orden, prudencia y mucha paciencia.
Que nunca me rinda ante el cansancio o las dificultades. Que pueda soportar las cargas y responsabilidades con la fuerza la cruz.

Quiero que mi esfuerzo en el trabajo sea realizado, sobre todo, con pureza de intención y con desprendimiento, concientizándome de que la muerte me espera en algún momento y deberé rendir cuenta del tiempo perdido, de los talentos desperdiciados, de las cosas buenas que omití hacer.
Oh patriarca San José, junto con María no te olvides de presentar mis obras a Jesús y condúceme siempre para que éstas siempre le sean agradable a Él, al Padre y al Espíritu Santo.
Amén.




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