SAN
JOSE EN LOS EVANGELIOS
Pbro.
Ángel Yvan Rodríguez Pineda
San
José, era un hombre justo:
"José, el esposo
de María, era un hombre justo" (Mateo 1,19)
Esto significa que San
José era un hombre noble, bueno. Cuando se enteró de que María estaba
embarazada, quiso abandonarla en los secreto, para que no sufriera así el
castigo de ser lapidada hasta la muerte.
A San José, le
importaba mucho María, la amaba y no quería exponerla al escarnio público o la
muerte.
San
José, hombre firme en la fe
En el mismo Evangelio
de Mateo (1,20-25) nos dice que José era un hombre fuerte en la fe y confiado a
la voluntad de Dios.
Cuando el ángel se le
apareció en un sueño y le contó de quién era el hijo que estaba esperando
María, San José no opuso ninguna resistencia, de inmediato recibió a María por
esposa y la protegió.
Eso demuestra la fe
incuestionable de San José y la confianza plena que tenía en Dios.
San
José, hombre cumplidor de la ley
San José era un hombre
que guardó la ley. Tuvo que hacer un largo viaje difícil de Belén con su esposa
embarazada con el fin de registrar su nombre, una solicitud formulada por las
autoridades gubernamentales (Lucas 2,4)
También, San José
obedeció la ley de la iglesia cuando tomó a María y a Jesús y lo fueron a
presentar al Templo (Lucas 2,22 - Lucas 2,41) como estaba previsto en la ley de
Moisés
San
José, hombre confiado
El Evangelio de Lucas
(2,7) nos narra que, cuando estaban como familia haciendo su peregrinación
hacia Belén, ellos no encontraron dónde alojarse, por lo que tuvieron que
aceptar quedarse en un pesebre lleno de animales para ver nacer al niño Jesús.
Eso demuestra que eran
personas humildes, sin amigos influyentes. Esto demuestra la total confianza de
José en Dios antes de emprender este viaje.
Sin embargo, San José
allí sería recompensado recibiendo a reyes y pastores que anunciaban haber
visto ángeles en el cielo.
San
José, hombre protector
Los retos de San José
en la vida no terminaron. En el Evangelio de Mateo (2,13-14) nos dice que tuvo
que llevar a su familia y huye a Egipto como refugiados, con el fin de proteger
a su hijo y a María.
Más adelante (2,19-20)
el ángel le pide a San José que regrese a Israel. Estas las lecturas de la
Biblia muestran una confianza total de San José en la voluntad de Dios para él
y su familia. Además, San José estaba siempre dispuesto a proteger a su
familia.
San
José, padre de presencia
Esto se demuestra en la
Biblia, donde la gente de Nazaret dicen:
"¿No es éste el
hijo de José?" (Lucas 4,22)
De nuevo a San José se
le conoce como el padre de Jesús; un padre que era bien conocido en la ciudad,
con presencia
San José era un hombre
que puso toda su confianza en Dios, e hizo lo que tenía que hacer para cuidar
de su familia.
¿Por
qué celebramos a San José como Obrero?
La fiesta de San José
Obrero fue establecida en el calendario el día primero de mayo por el Papa Pío
XII en 1955 con el fin de cristianizar el concepto de trabajo y dar a todos los
trabajadores un modelo y un protector.
El Papa Pío XII expresó
la esperanza de que esta fiesta acentuaría la dignidad del trabajo y traería
una dimensión espiritual a todos los trabajadores que incansablemente dedicaban
su tiempo y esfuerzo a llevar el sustento a sus hogares.
En verdad, era
realmente necesario que San José, un hombre justo y trabajador, protector,
fiel, cumplidor, que además se convirtió en el padre adoptivo de Jesús y es
patrono de la Iglesia universal, sea honrado en este día como el Santo Patrono
de todos los trabajadores.
Oración
a San José Obrero
Glorioso San José,
modelo de todos los trabajadores, te ruego que me alcances la gracia de
trabajar con conciencia, anteponiendo la llamada de mis deberes por encima de
mis faltas.
Quiero trabajar con
alegría, teniendo en cuenta que, por medio del trabajo, usaré los dones que en
su bondad Dios me ha regalado, para trabajar con orden, prudencia y mucha
paciencia.
Que nunca me rinda ante
el cansancio o las dificultades. Que pueda soportar las cargas y
responsabilidades con la fuerza la cruz.
Quiero que mi esfuerzo
en el trabajo sea realizado, sobre todo, con pureza de intención y con
desprendimiento, concientizándome de que la muerte me espera en algún momento y
deberé rendir cuenta del tiempo perdido, de los talentos desperdiciados, de las
cosas buenas que omití hacer.
Oh patriarca San José,
junto con María no te olvides de presentar mis obras a Jesús y condúceme
siempre para que éstas siempre le sean agradable a Él, al Padre y al Espíritu
Santo.
Amén.