Creatividad
solidaria en el Adviento
Pbro. Ángel Yvan
Rodríguez P
«Entonces llegaron unos
hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para
ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que
subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta
ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús». Lucas 5.18–19
La necesidad es la madre de la inventiva, reza
el viejo proverbio. Inventiva, por cierto, es lo que sobra en estas tierras de
tantas necesidades. Las personas que viven en condiciones de pobreza, inventan
mil maneras de sobrevivir con míseros ingresos; las madres, cabeza de familia,
idean soluciones extraordinarias para sostener a sus hijos e hijas… y la lista
continúa, y es extensa, de originalidades sobrehumanas. En el texto de hoy nos
encontramos frente a un grupo de hombres que usó su inventiva para acercar a su
amigo paralítico a Jesús, fuente de la vida. Es la creatividad por solidaridad;
esa que tanta falta nos hace. La solidaridad no es un patrimonio exclusivo de
los ricos (grandes donantes); es un valor humano que nos moviliza a tomar
acciones en favor de alguien en particular o grupo de personas necesitadas. Y
tanto pueden lograr los ricos (y deben hacerlo) como las demás personas sin
importar su condición social o económica. Las grandes trasformaciones humanas
que favorecen el desarrollo de los pueblos vienen de la mano de quienes, con creatividad y decisión, actúan para
beneficiar al prójimo, como aquel grupo que sube «a la azotea y, separando las
tejas», cambian la historia de su amigo.
Para
seguir pensando:
«Vamos a andar, vamos a
andar, Hijos con hijos del cielo, ¡busquemos juntos la paz! Las iglesias son
sepulcros si no proclaman verdad Si no cierran las heridas y si no enseñan a
andar».
Oración:
Cada año, alrededor de todo el mundo, mueren
más de siete millones de niños y niñas menores de cinco años; eso equivale a la
muerte de novecientos infantes por hora. Pidamos a Dios que nos dé creatividad
para revertir en vida la historia de muerte de los niños y niñas de esa edad
que viven en los países más pobres. Oremos para que renazca en todos nosotros
la solidaridad.
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