sábado, 16 de julio de 2016

DEVOCION A LA VIRGEN DEL CARMEN




Ntra. Sra. del Carmen La veneración a la Santísima Virgen en su advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo, más conocida como la Virgen del Carmen y cuya festividad se celebra cada 16 de julio, es una de las devociones más extendida en los fieles católicos del mundo entero quienes profesan con singular cariño a la Madre del Salvador bajo el título de esta advocación mariana.
 Significado de la palabra Carmelo
Carmelo es una palabra de origen hebreo que significa “jardín” o “viña de Dios”. Por lo tanto la Santísima Virgen es el jardín en que florece su amor maternal, y en donde cada pétalo es aroma de su profunda santidad, la cual nos perfuma y nos conduce hacia Dios fuente de vida y salvación.
 Historia de la devoción
La historia de la devoción nace conjuntamente con la fundación de la Orden Carmelita en Tierra Santa a finales del siglo XII, cuando un grupo de peregrinos se establecen en Palestina específicamente en el Monte Carmelo con la finalidad de estar en la tierra donde vivió el Redentor del mundo para seguir sus pasos, y vivir “en obsequio de Jesucristo”.
Aquellos eremitas quienes vivían junto a la fuente del profeta Elías, construyeron sus celdas y en medio de dichas celdas una capilla dedicada a la santísima Virgen a quienes llamaban la “Patrona y Señora del lugar”, demostrando con esto su amor a Ella y al mismo tiempo invocando su auxilio y comprometiéndose a ser fieles a su servicio. Por tales motivos aquellos ermitaños recibieron el título de “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”.
Este grupo decidieron dar carácter legal a su forma de vida y recurrieron a San Alberto Patriarca de Jerusalén entre los años 1206 y 1214 con la finalidad que les redactara una fórmula de vida, el cual este santo patriarca elaboró y entregó a estos eremitas naciendo de esta manera la Orden del Carmen o Carmelita, orden religiosa que tiene su presencia en muchos países del mundo. Esta regla posteriormente tuvo su aprobación por los Papas Honorio III en 1226 y por Gregorio IX en 1229.
Con el paso de los años (se cree que fue en 1238 cuando comenzó el éxodo) los carmelitas tuvieron que trasladarse al continente europeo debido a las guerras que se suscitaban en Palestina, adaptándose por motivos de supervivencia a la realidad de Europa. Por tales motivos, acudieron al Papa Inocencio IV para que adaptara aquella fórmula de vida redactada por el Patriarca San Alberto de acuerdo a las exigencias del lugar. Aquel Sumo Pontífice la adaptó y la convirtió en regla definitiva para la Orden del Carmen el 01 de octubre de 1247 prevaleciendo hasta en la actualidad.
 El Escapulario
escapulario carmelita-Durante el año 1251 la Orden Carmelita estaba pasando por momentos de grandes dificultades y San Simón Stock, Superior General de la Orden en ese tiempo, acudió a María Santísima implorando su ayuda y de acuerdo a una antigua tradición la Reina del cielo entregó el Santo Escapulario el 16 de julio de ese año, como señal de protección y como parte del hábito que debe llevar todo carmelita y todo aquello que profese su amor la Madre de Dios bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.
El Escapulario es la “prenda del cielo” como señala una canción carmelita: “Viva María, viva el Carmelo, viva el Escapulario prenda del cielo”; debido que la entregó la misma Madre del Redentor para todos sus hijos, por lo tanto es el signo de su maternal protección, es el instrumento de consagración y unión para con Ella de toda la familia carmelita: sacerdotes, monjas, frailes, religiosas, cofrades y todo fiel laico, y es también el signo de identificación como católico que debe ser fiel al Señor en todo momento aún en las contrariedades de la vida.
 Promesas a quienes lleven el Santo Escapulario
La Santísima Virgen hizo dos promesas a quienes usen el santo escapulario: la primera quien se la hizo a San Simón Stock es “quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno", y la segunda según la tradición se la hizo al futuro Papa Juan XXII   refiere el librar del purgatorio y llevar al cielo el sábado después de la muerte a quienes hubiese llevado el escapulario.
Estas dos promesas no deben entenderse que el escapulario de María es un instrumento mágico que nos va a llevar al cielo en la hora de nuestra muerte sin poner de nuestra parte mientras estemos en el mundo terrenal. El usar el escapulario es signo de compromiso de vivir acorde al Evangelio, ser fiel a la voluntad del Señor, cumplir los mandamientos de Dios y de la Iglesia. Por lo tanto el consagrarnos a María por medio del escapulario significa que se debe vivir la fe católica y practicar los valores cristianos en cada instante de nuestra existencia.
Devoción a la Virgen del Carmen en Venezuela
La devoción a la Santísima Virgen María del Monte Carmelo está muy extendida en los corazones de los fieles creyentes en muchos países del mundo, y en Venezuela se tiene conocimiento que en el año 1620 existía en la ciudad de Cumaná un pequeño templo y un hospital bajo el nombre de Nuestra Señora del Carmen, por lo que es una devoción que se propagó desde dicha ciudad y por eso está muy arraigada en nuestro país.
Por tales motivos son muchos las calles, urbanizaciones y barrios en Venezuela que tienen una imagen de la Virgen del Carmen y tienen el nombre de Ella, son innumerables los hogares que tienen en sus entradas o en el interior de las mismas un cuadro o imagen de la Santísima Virgen bajo este título mariano, son muchos los templos y capillas dedicadas en honor a esta advocación, además de muchas mujeres llamarse Carmen y de innumerables hombres y mujeres que usan el escapulario. Es admirable como cada 16 de julio los templos dedicados ala Santísima Virgen del Carmen, están repletas de fieles que acuden a demostrar su amor y veneración.
Que la devoción a la Santísima Virgen del Carmen Nuestra Madre, nos haga ser fieles a Dios viviendo el Evangelio de Cristo, ser practicante de las virtudes cristianas, ser amante de la Palabra del Señor y de los Sacramentos que nos da su gracia salvadora. Que la flor del Carmelo nos proteja y con su amor maternal nos lleve a Dios.

Pbro. Ramón Reinaldo Bravo

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