LA FAMILIA CATOLICA ESCUELA DE VALORES HUMANOS Y
ESPIRITUALES
El Papa Francisco ha dicho que ‘la familia es la
primera escuela’. Y es que verdaderamente es en la familia donde comenzamos a
aprender, donde empezamos a recibir las más valiosas enseñanzas, las que nos
formarán para toda la vida. Consideremos algunas.
1. Conocerse a sí mismo, y mejorar
En familia todos
conocen bien qué cualidades y qué defectos tiene cada uno.
Puede ser, por
ejemplo, que un niño se porte angelicalmente en la escuela o en casa de sus
amiguitos, pero en su hogar se muestra tal cual es, lo cual permite a sus
familiares estimularlo para desarrollar sus cualidades y ayudarlo a superar o
al menos dominar sus defectos.
2. Vivir la fe
En familia se
aprende a conocer y amar a Dios y a María; a encomendarse al Ángel de la Guarda
y a la intercesión de los santos; a empezar a leer la Biblia; a confiar en el
valor de la oración, a poner las necesidades propias y ajenas en las manos del
Señor; a ofrecérselo todo, a realizar pequeños sacrificios por amor…
En la escuela
tal vez se reza, aunque desgraciadamente cada vez menos, pero suele hacerse una
oración general. No hay nada como orar en el hogar, en familia, en confianza. Y
como dijo en 1958 el famoso padre irlandés, hoy Siervo de Dios, Patrick Peyton,
fundador del ‘Apostolado del Rosario en familia’: ‘la familia que reza unida,
permanece unida.’
3. Compartir
En familia se
aprende a vencer el egoísmo de quererlo o guardárselo todo para uno; se aprende
a compartir lo que se es y lo que se tiene. Primero la atención y cariño de los
papás; luego los juguetes, la ropa, las golosinas (¿qué comes?, ¿me das?), el
propio espacio vital, los conocimientos, las experiencias, los consejos, las
risas, las lágrimas…
4. Convivir
En familia se
aprende a aceptar a los otros como son. Si un extraño o incluso un amigo te
llega a caer mal, tal vez lo puedes dejar de ver y olvidarte de él; no sucede
así con los familiares, porque debes convivir diario con ellos, en la misma
casa. No queda otra opción que aprender a tener comprensión, tolerancia,
paciencia, valorarlos como son y no como uno quisiera que fueran. Y de igual
modo se aprende a ceder, a procurar no molestar, a tratar de hacerle la vida
agradable a los demás.
5. Perdonar y pedir perdón
En familia se
aprende a perdonar a los demás, porque resulta insoportable mantenerse enojado
con quien vive en la misma casa; se descubre que el perdón es la única puerta
para la paz. Y también se aprende a reconocer cuando se ha lastimado a alguien,
y a pedirle perdón.
6. Apoyar
En familia se
aprende a ayudar al otro, a solidarizarse cuando tiene una necesidad. A que
cuenten contigo y tú cuentes con los demás. Tal vez los hermanos pelean entre
sí, pero si uno de ellos necesita algo, sabe que cuenta con ellos
incondicionalmente.
7. Amar
En familia se
aprende a amar, con un amor “paciente, servicial, que no tiene envidia, que no
presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; o se irrita, no lleva
cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza co la verdad. Disculpa
sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites…” (1Cor
13, 4-7).
Decía san Juan
de la Cruz que, ‘al final de la vida seremos examinados en el amor’.
Es la familia la
primera escuela que nos prepara el corazón para ese examen, la que nos enseña
la más valiosa lección.