viernes, 29 de diciembre de 2017

HORA SANTA
PARA CONSAGRAR EL NUEVO AÑO.

Al terminar un año, es bueno ponernos delante de Dios para agradecer lo que nos ha permitido vivir en el año que termina y consagrar el año nuevo que inicia.
Por lo tanto, en un primer momento será para ver nuestra vida con gratitud, un espacio para tomar conciencia de todo lo vivido y reconocer el paso de Dios en nuestra vida. Como cristianos los hemos vivimos en la Fe y Esperanza, abandonados a  la  infinita Misericordia de nuestro Señor Jesucristo.
Ser agradecidos es una virtud que todo cristiano debe practicar con frecuencia, con esta actitud nos disponemos para este momento de oración.
OFRENDA DE GRATITUD:
Como primer momento de nuestra oración, agradecemos a Dios todo lo que recibimos en este año como regalo de su infinito amor por nosotros.
(En un momento de silencio, hacemos un recuento de todo lo vivido  y se lo presentamos como ofrenda al Señor).
Oración
Gracias por la paz, la alegría, la unión de las personas, gracias por las amistades que gratuitamente nos dan su cariño. Gracias por los logros y éxitos, por la salud. Gracias por el trabajo, el descanso y la diversión, por la ilusión y la compañía, por la esperanza en el día a día.
Señor, aunque me cuesta un poco decirlo, te doy gracias también por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, la soledad, el dolor y el sufrimiento, gracias por la desesperación, por el llanto, gracias por que a través de ello me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti.  Amén.
Decimos a dos coros el siguiente salmo:
Salmo del Amor de Dios conmigo (versión modificada del salmo 136)
Te doy gracias, Señor,  porque eres bueno,
porque es constante y eterno  tu amor conmigo.
-Te doy gracias, Señor,  Dios de todo,
porque en todo lo mío  Tú intervienes,
porque es constante y eterno tu amor conmigo.
-Tú haces grandes maravillas:
la potencia del Universo, el misterio de la Vida,
la fuerza del Amor, mi propio ser.....
porque es constante y eterno tu amor con todo  y también conmigo.
-Me sacaste de aquello que un tiempo me hizo esclavo,
con mano tensa y fuerte brazo
como 'tira de uno' aquel que es buen amigo...
porque es constante y eterno  tu amor conmigo.
-Cuando no tenía fuerzas, me abriste el camino:
pasé y fui salvado por Ti desde la experiencia  del antiguo Egipto
sentí en mi vida una vez más que es constante y eterno  tu amor conmigo.
-Me llevas al desierto, pero vienes conmigo,
me sacas... y me guías a tu  estilo
haciendo brotar fuera aquello que en mí,  tú pusiste escondido,
pero yo nunca supe porqué  no había podido:
quitaste de muy dentro  "poderes escondidos",
rompiste mis cadenas  y viniste conmigo;
yo, a tientas, descubría porque es constante y eterno tu amor conmigo.
-Tú me das, Señor,  el pan que necesito,
el pan que me da vida y aunque me canso.... ¡Vivo!
Si recuerdo mi historia.... has puesto en cada instante  el pan que necesito.
No me dejes,  ahora que estoy cansado hazme experimentar
que es constante y eterno  tu amor conmigo.
-Te doy gracias, Señor, de todo corazón, hoy y siempre
porque es constante y eterno tu amor conmigo.
CANTO…….
RECONCILIACIÓN SANADORA
Ahora, en silencio, oremos y pidamos perdón por todo lo que nosotros hemos contribuido, a lo largo de este año, por acción o por omisión, a hacer más dolorosa o difícil la vida de los demás.
(Dejamos un momento de silencio para examinar nuestra conciencia)
Decimos juntos:
Dios omnipotente y misericordioso,
abre mis ojos para que descubra el mal que he hecho;
toca mi corazón, para que, con sinceridad, me convierta a ti.
Restaura en mí tu amor, para que resplandezca en mi vida la imagen de tu Hijo
Absuélveme, Señor, de todos mis pecados.
Concédeme el perdón de mis culpas, para que te sirva con espíritu libre. Amén
Canto:
CONSAGRACIÓN DEL NUEVO AÑO Y BENDICIÓN DE LA FAMILIA
Le pedimos a Dios nos conceda iniciar el año nuevo con un corazón renovado y decidido a vivir como discípulos para que nuestros anhelos y propósitos se hagan realidad.
Escuchamos la Palabra de Dios: Mt. 7,7-12
“Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta.
 Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama.
¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan?  ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!  Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas.
Reflexionamos:
¿Qué quiero pedirle al Señor para este nuevo año? ¿Cómo quiero vivirlo?
¿Qué bendiciones deseo para mi familia, amigos, parientes, comunidad, parroquia?
Pidamos al Señor bendiga todos nuestro buenos deseos, nuestros anhelos de seguir caminando en el la búsqueda sincera de su voluntad y en el compromiso por ser fieles discípulos suyo.
(Mientras se lee la siguiente bendición nos podemos inclinar o arrodillar)
·         Que tu visión interior sea transformada para que puedas ver más claramente tu propio viaje con toda la humanidad como un viaje de paz, esperanza y unidad (Nm 24, 15-17;Jn 20, 20).
·         Que Dios Padre que se hace cercano en su Hijo Encarnado sea en quien te puedas apoyar en los momentos débiles y dolorosos. Que conozcas a Dios como tu roca, tu refugio, tu fuerza, tu consuelo y apoyo (Sal 94, 18).
·         Que seas consciente de todos los lugares por los que te llevan tus pies en el nuevo año. Que conozcas qué bellos son los pies del mensajero que anuncia la buena noticia (Is 52,7).
·         Que no tengas miedo a las preguntas que oprimen tu corazón y tu mente. Que las recibas y esperes pacientemente el día en que encontrarán contestación (Mt 11, 3).
·         Que seas el que da la bienvenida con una sonrisa a los que estrechen tu mano y que tus manos se extiendan para abrazar, perdonar, sanar, amar a quien más necesite de tu cariño (Lc 7, 36-50).
·         Que sea tuyo el regalo de la reverencia por todas las cosas creadas. Que te enfrentes con valentía y entusiasmo a la responsabilidad de preservar y cuidar la belleza de la tierra (Sir 42, 15; 43, 33).
·         Que el manantial de la compasión mane profundamente dentro de ti hasta que confortar a los otros, de manera especial al que más sufren (2Cor 1, 3-7).
·         Que te despiertes cada mañana con la acción de gracias en tus labios y en tu corazón, reconociendo que todo es don, que todo es bendición (Sal 138, 1).
·         Que tu amistad con Dios sea fuerte y sana. Que ese amor sea a la vez consuelo y reto mientras luchas por encontrar el camino en el año nuevo (Jn 21, 15-19).
·         Que tu espíritu esté abierto y alerta para descubrir la voluntad de Dios para ti. Que tu oración sea de sabiduría, orientación y profundo entendimiento del camino de Dios para ti, para tu familia, para la comunidad y para el mundo (Lc 1, 26-38).
Que tu vida este año sea un nuevo regalo para Dios y que estén benditos cada uno de sus días. Amen.
(en silencio cada uno ora pidiendo la bendición para cada uno de los miembros de su familia)
PETICIONES:
Querido Dios Hijo, que vienes a nosotros en la fragilidad de un Niño, para que no tengamos miedo acercarnos a ti; te suplicamos y presentamos nuestras y necesidades, escúchalas y atiéndelas según tu voluntad. A cada petición respondemos:
“Escúchanos Señor que confiamos en Ti”…
  Señor te pedimos que ilumines a nuestros gobernantes para que trabajen por la justicia y la paz, sobre todo en aquellos lugares donde actualmente se ha desatado la violencia y la guerra.  Oremos
·         Te pedimos por el Papa, Obispos y Sacerdotes para que renovados por la celebración del misterio de tu Encarnación guíen a nuestra Iglesia conforme a tus enseñanzas a sendas de vida nueva. Oremos
·         Señor te pedimos por las familias para que ante todo lo que lo amenaza, sepamos estrechar los lazos de la unión, el dialogo y el amor.  Oremos
·         Señor te pedimos que ayudes con la luz de tu Espíritu a todos los jóvenes, para que encuentren el Ti el sentido de su vida y por quienes se sienten llamados a ser sacerdotes, religiosos o religiosas no tengan miedo darte una respuesta generosa. Oremos
·         Señor te pedimos de todo corazón por la Paz del mundo entero, que todos los seres humanos vivamos como hermanos en concordia, dialogo, respeto, perdón y amor. Oremos
·         Te pedimos también, por todos nuestros familiares,  amigos  y conocidos que en este año se han adelantado a la casa del Padre, para que gocen ya de la paz eterna al contemplar el rostro de Dios. Oremos
Padre nuestro…
ORACIÓN FINAL:
Señor, que nos has dado vivir un año más en nuestra vida y ahora nos concedes ver nacer un año nuevo, haz que, cuantos confesamos que el tiempo, la historia y la vida son dones tuyos, sepamos aprovechar este nuevo año que pones en nuestras manos para trabajar por la paz, la justicia y la fraternidad, y que sepamos llenarlo de obras de amor a nuestros hermanos, para que así todos descubran que Tú eres nuestro Padre bueno y vivan felices confiando en Ti
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

CANTO: Te doy gracias Jesús (u otro de acción de gracias, o bien un villancico).

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Caminar en la Presencia de Dios

PBRO. ANGEL YVAN RODRIGUEZ P.





Hemos recordado antes que “los caminos del hombre están ante los ojos de Dios” (Proverbios 5:21). En la misma línea de pensamiento, el profeta Jeremías nos dice que los ojos de Dios “están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras” (Jeremías 32:19). Dios toma conocimiento de todo; y él retribuye, según su justo proceder. En cuanto a esto, no olvidemos que los caminos de Dios tienen diversos aspectos, y que su Gracia se mezcla con su gobierno de una manera que nos sobrepasa infinitamente.

Estos pensamientos solemnes podrían conducir al hombre a desear escaparse de la mirada de Dios, lo cual es imposible. David recuerda su experiencia en cuanto a esto (o una supuesta experiencia) en el Salmo 139 (véase v. 7-12). Pero ¡es muy emblemática su conclusión! La encontramos en los primeros y últimos versículos del salmo. David acepta con serenidad, y aun desea, la mirada de Dios en sus caminos. “Oh Dios, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos” (v. 1-3). “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (v. 23-24), es decir en tu camino.



Él conoce mi camino... Mis pies han seguido sus pisadas (Job 23:1-14)
Hubo varios cambios bruscos en las palabras de Job cuando a su despojo y enfermedad se agregaron las declaraciones irreflexivas de sus amigos. En este capítulo 23, cuando respondía a las acusaciones injustas de Elifaz, expresó el deseo de encontrar a Dios, con el fin de exponer “su causa” delante de él (v. 4); pero no lo vio ni “al oriente”, ni “al occidente”, ni “al norte”, ni “al sur” (v. 8-9). No obstante, si no vio a Dios, poseía la certeza de que Dios tenía un perfecto conocimiento de todo lo concerniente a él: “Él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (v. 10). Sin duda, había un pensamiento de propia justicia en estas palabras, pero, ¡cuán grande verdad expresó Job aquí, tal vez sin comprender todo su significado! Del crisol de una prueba extraordinaria, efectivamente saldría purificado como el oro, y sería llevado a cargar sobre sí un juicio que nos era de ejemplo. Entonces, su propia justicia haría sitio al horror de sí mismo (compárese con 42:6).
Mientras Job esperaba, sea lo que fuere, quería perseverar en un camino de fidelidad a Dios. “Mis pies han seguido sus pisadas; guardé su camino, y no me aparté” (23:11). ¡Qué notable es todo esto! Job tenía ante sí “las pisadas” de Dios, “el camino” en el cual Dios andaba. Era su modelo. Sus pies deseaban seguir este camino.

Y Job, al manifestar ya algún resultado del trabajo que Dios operaba en él, tomó el lugar de sumisión y de confianza que convenía al hombre ante el Todopoderoso: “Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí” (v. 13-14). Así es también para nosotros. Dios actúa en nosotros según sus planes de gracia y de sabiduría —que tal vez no comprendamos—, y los llevará a cabo por nosotros.