EL MISTERIO DEL DOLOR CRISTIANO
Pbro.
Ángel Yván Rodríguez Pineda
Ante el hombre y sus problemas actuales, los Padres del
concilio Vaticano II se preguntaban: “Cuál
es el sentido del dolor, del mal y de la muerte, que, a pesar de tan grandes
progresos, subsisten todavía?” (GS 10). Es la pregunta que se han
hecho los hombres de todos los tiempos,
sin encontrar a ella respuesta satisfactoria.
Solución complicada a este problema –siempre a la luz de
la fe- se nos da en el misterio de Cristo. “En Cristo y por Cristo se ilumina
el enigma del dolor y de la muerte que, fuera del Evangelio nos aplasta”.
Bajo la influencia del Espíritu de Dios, los sabios de
Israel se plantearon el problema del sufrimiento
del justo en relación con la justicia divina y su providencia sobre el
mundo. Todavía en caso de los más alejados de la experiencia de Dios, el dolor
puede entenderse como fruto de una vida y castigo de las malas acciones. Mas,
tratándose de los justos, de los inocentes, de los niños….
El libro de Job, muchos salmos (22 35 37 38 69) y un
pasaje notable de la Sabiduría son testimonio de ello. En presencia del
misterio inexplicable, nos invitan a permanecer en la fidelidad a Dios.
La sagrada Escritura, por demás, nos enseña que la causa
radical de todo sufrimiento humano está en el pecado del hombre (Gn 3,16-19;
Rom. 5,12). En los libros del Antiguo Testamento encontramos una serie de datos
iluminadores del problema.
Apoyados en el testimonio de la Palabra de Dios podemos
hacer las siguientes afirmaciones:
Dios castiga a los
pecadores con el sufrimiento y la desgracia (Gn.4,11; 11,1-9; Num. 12,1-10) Por
medio del dolor los llama a la conversión (2Sam 11,12; 1Re.21. Mac.7,32-38.Sab.
11-12)
El sufrimiento
educa al hombre. En la angustia, el creyente recuerda a Dios y solicita su
ayuda.(Jue. 3,7-11; 6,1-10: Job.33,12-30; Sal 32, Is. 63,10-11).
En virtud de la
solidaridad, el castigo del pecado r-padres, reyes, sacerdotes- se traduce
en sufrimiento para toda una familia o para un pueblo entero. ( Gn.9,25-25; 49,3-7;
Ex.32,21; 2Sam. 21,1). Esto no contradice la responsabilidad personal ante
Dios. (Ez.18).
Es también el dolor signo
de predilección. Amigos e instrumentos de Dios acrisolados por el
sufrimiento fueron Abraham (Gn.22,1-19) José (Gn.37-39) Moisés (Ex 2,11-15),
Jeremías (Jer.36-38) y otros muchos personajes bíblicos.
La revelación definitiva del misterio del dolor se nos ha
hecho en Jesucristo, prefigurado por el Siervo
de Yahvé. “El Señor descargó sobre él la culpa de todos nosotros..Por sus
desdichas justificará mi siervo a muchos y las culpas de ellos Él soportará”
(Is.53,6-11). Sus padecimientos sentidos de expiación, son instrumentos de
redención.
La vida cristiana es comunidad de vida con Jesucristo y
participación en sus sufrimientos. “Vivir
en Cristo significa padecer con Cristo para ser con Él glorificado. (Rom.
8,16-17; 2Cor 1,15, Gál.2,18-20; Flp 1,29-30).
Para el discípulo, cuya suerte no puede ser mejor que la
de su Maestro (Mt.10,24-25; Jn. 15,20), el dolor sigue siendo instrumento de
purificación y de expiación por los pecados, llamada constante a la fidelidad. Más
por su incorporación al cuerpo de Cristo, sus sufrimientos alcanzan valor de
redención. (Col.1, 24).
El cristiano sabe que los sufrimientos del tiempo
presente no son comparables con la gloria que ha de manifestarse en
nosotros.(Rom.8,18). “ En efecto, la leve
tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de
gloria eterna”.(2Cor.4,17).
De
esta manera lo que fue signo de ira y exigencia de justicia, por obra de
Jesucristo se ha convertido para el hombre en motivo de consuelo y en
bienaventuranza evangélica.(Mt.5,10-12; Gál.6,14; 1Pe.4,12-16). En medio de las
tristezas del mundo presente, el dolor cristiano es signo de amor y esperanza.
( Mt.5,1-12; Hech. 5,4; Rom. 5,3-5. 2Pe.1,